RESEÑAS

Más vivos que nunca

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A pesar de que la escena glam americana hace años que dejó de ser furor, aún continúa generando nuevos fans por el mundo. Skid Row, uno de sus últimos referentes a principios de la década del 90, es uno de esos grupos que despierta interés por su pasado exitoso. Ya sin su carismático cantante Sebastian Bach, regresó al país para demostrar su versión actual. 

Mezcladito 

Bigart, la banda encargada de abrir la fecha, sorprendió a más de uno con su rock progresivo, especialmente cuando comentaron que éste era su show debut. No es sencillo ofrecer un set tan parejo durante tu primer recital. 

Más acorde al estilo del evento, Dirty Wilds entretuvo a los presentes con las versiones de “It’s so easy”, de Guns N’ Roses, y “Anarchy in the U.K.”, de Sex Pistols. Cumplieron con un digno papel. 

Desde la ciudad de Córdoba llegó la gente de Corsario Negro para mostrar su propuesta. Sin embargo, pese a tener una buena actitud, no lograron atrapar a los asistentes. Un sonido saturado constante no los ayudó a expresarse de la mejor manera. 

Poco a poco, Sleepin’ Brains viene marcando su territorio a base de un hard rock potente y efectivo. Además de homenajear a AC-DC y Judas Priest, adelantaron una canción de su segundo álbum , Fun fair street, a salir próximamente. El baile final, con tres chicas sensuales en las tablas, despertó la locura de los adolescentes. 

El último lugar quedó en manos de la legendaria banda Bloom, que desplegó un set variado y divertido. Por más que los covers de Riff y Kiss generaron buena onda en el público, sus canciones propias como“Perverso” también fueron del agrado de todos. 

Se los extrañaba 

Después de tantos años, Skid Row estaba de nuevo entre nosotros, cuando a las 21.30 comenzó a sonar el himno de The Ramones, “Blitzkriegpop”, como introducción. La ansiedad y la locura de los asistentes hicieron lo suyo durante esos dos minutos. Apenas se corrió el telón, los cinco músicos estaban posicionados en sus lugares para iniciar con la descarga. 

La canciones que abren su disco homónimo y debut de 1989 y “Thickskin” de 2003, “Big guns” y “New generation” respectivamente, provocaron el delirio esperado. Si bien la banda estaba sonando de manera correcta, el volumen no era el ideal (faltaba más fuerza). A Dave Sabo(guitarra), Scott Hill (guitarra), Rachel Bolan (bajo), Dave Gara (batería) y al propio Sollinger, se los observaba felices y enérgicos por su regreso. 

Con respecto al cantante, la gente lo estuvo analizando a largo de los primeros minutos, para ver cómo se desenvolvía en escena y hasta dónde llegaba con sus agudos. Éstos rápidamente lo aceptaron, sobre todo después de la muy buena interpretación del clásico “18 and live”. Sus movimientos, arengas y alaridos profundos terminaron de convencer a la masa, aunque más allá de esto ninguno de sus fans podrá olvidar jamás la imagen de Sebastian Bach

El duelo de guitarras entre Sabo y Hill durante “Monkey Business demostró que la base musical se sostiene con solvencia gracias a ellos. Sin un virtuosismo extremo, alcanzó para relucir sus dotes musicales. Por su lado, Bolan aportó su actitud punk y su manejo sólido del instrumento. 

Las voces a capela del publico, acompañado por encendedores y celulares, se multiplicaron en la romántica “I remember you”. Con “Slave to the grind” y especialmente con su himno “Youth gone wild”, la algarabía continuó aunque con pogos y saltos interminables. Los músicos no podían comprender el porqué de tanta efervescencia. 

Para muchos este show generó nostalgia (los de más 30 años); en cambio para otros, lo más jóvenes, provocó emoción al verlos por primera vez. De un modo u otro, para todos el show fue muy entretenido, con un sonido superlativo y una selección de canciones inmejorables. 

Redacción ElAcople.com

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