ENTREVISTAS

La palabra de Andrés

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Desde que volvió… no, hay que decir las cosas como son, nunca se fue: entre el 2000 y 2004, vendió cinco discos al valor de uno y medio, regaló tracks por Internet y grabó un discazo acústico. Empecemos otra vez.

Desde que Andrés Calamaro regresó, en 2005, a los escenarios porteños (con una parada previa en Córdoba, en un festival-estival efímero), todos los años hubo un disco distinto de él en las bateas. Repasemos rápidamente: “El regreso” (2005); “Tinta roja”, “El palacio de las flores” y el CD+DVD “Made in Argentina” (2006); “La lengua popular” (2007); “2 son multitud” (2008); y “Andrés: Obras incompletas”, en abril de este año. Eso sin contar los tributos que le brindaron; las apariciones en discos de otros artistas; la reunión de Raíces, la primera banda con la que grabó…

Las giras por Argentina, el resto de América latina y España se hicieron frecuentes, presentando shows distintos entre tour y tour, rodaje que aceitó bien a su banda (con los pilares españoles Niño Bruno y Candy Caramelo, en batería y bajo, respectivamente) y fortaleciendo cada vez más a los clásicos de su repertorio. “El Salmón”, “Paloma”, “Flaca” y muchos otros hits, entraron en la historia grande del rock nacional gracias al fervor que se produce, en el escenario y en el público, cada vez que son tocados.

Al borde de la década que lo encontró más prolífico y protagonista que nunca, es menester hablar de él con él. Arranquemos por ahí.

Hay unos versos de “Colegio de animales” que son un buen resumen de lo que fue tu carrera entre el final de los 90 y los primeros años de esta década. Dice: “Voy a dejar mi sangre en las canciones/voy a dejar mi sangre en los canales”. ¿Todavía hoy tenés esa misma voracidad para escribir, componer y grabar?

Andrés Calamaro: Eso, además de ser una declaración de principios, es un saludo a Bob Dylan (por Blood on the tracks), especialmente porque “tracks significa canales (de grabación) y también canciones.

Ya no tengo esa voracidad porque mis niveles de consumo son mucho más discretos. Sin embargo, ahora formo parte de un grupo -de músicos, técnicos, asistentes y managerato- que ensaya, graba y sale de gira. ¡Puedo contar conmigo para asuntos de mayor responsabilidad!

Ya que se conocen las “Obras incompletas”, ¿alguna vez se conseguirán las “obras completas”?

AC: Obras completas no es un título tan bueno para un disco, además las obras completas suelen ser el total de aquello que fue editado, sin necesidad de abrir la archivoteca. Sería imposible publicar todas mis grabaciones inéditas, porque sería imposible sentarse a escuchar todas. Necesitaría años y demasiada paciencia. Además… ¿Quién soportaría escuchar tantísimas grabaciones informales?

Mientras tanto, y casi en secreto, Andrés ensaya con los Nikita Nipoke. La sociedad está versionando canciones con letras tumberas de (el fotógrafo y amigo de Calamaro) Jorge Larrosa. Algunas de ellas se encuentran en las “Obras Incompletas”; otras las regaló por Internet a principios de la década. Esto es lo que vendrá y dice: “De momento grabamos tres temas. Como llamamos al productor Rafael Arcaute (Spinetta, Calle 13, entre otros), que está trabajando bastante en Miami, preferimos empezar por esos nomás e intentar terminarlos para mostrar algo a fin de año y agitar un poco en la radio y en Internet. Esperemos que los contenidos terminen seduciendo a alguien y nos propongan formalmente completar un álbum, pero primero nos gusta ver qué ocurre moviéndonos de forma independiente, ver qué poder autónomo tenemos”.

Pero también habrá algo totalmente nuevo para escuchar: “El próximo disco es confidencial porque estoy en medio de un nudo contractual, y prefiero ser discreto. Además me gusta la idea de no adelantar nada y que el respetable lo escuche terminado y sin anticipos. Pero sí… estamos ensayando y grabando desde la primer mitad del año”.

Como se apuntó antes, las colaboraciones entre artistas se hizo frecuente en el “mundo Calamaro”. De hecho, incluso se rumorea una participación de Indio Solari en el proyecto con Nikita Nipone, aunque “no puedo confirmar un featuring de Indio. Tengo que ser respetuoso con los tiempos de todos”, dice. Lo que sí ya está confirmado y grabado son sus versiones de León Gieco y Fabulosos Cadillacs, ambas editadas este año.

“De movida me permitieron elegir la canción, aunque me mostraron tres de León, entre las cuales estaba ‘Sin querer’ y la encontré ideal, original dentro del repertorio grande de Gieco y bastante universal: una canción importante, para cantar de verdad. El estilo se lo dio Luis Gurevich (uno de los productores del tributo, además de ser músico de León) pero me consultó primero, y llevarla al bolero me pareció buenísima idea, aunque la grabé con técnicas vocales más propias de Spinetta en Invisible”, cuenta sobre su lectura de Gieco. Y de los Cadillacs, “también elegí ‘Vasos vacíos’, aunque dudé entre esa y ‘Yo no me sentaría en tu mesa’. Me decidí enseguida y la grabamos con un tempo más cercano a ‘Redemption song’, un reggae folk”.

Esa especie de blues que prop

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