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Anathema: Satélites alineados

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El sábado, en el Teatro Vorterix, Anathema volvió a ofrecer un espectáculo soberbio en lo que fue su quinta visita al país. Con su disco «Distant satellites» (2014) como novedad, sonaron 17 canciones en dos horas de show.

Desde que pisaron suelo argentino por primera vez allá en 2005, la banda fue creciendo tanto de lo musical como en popularidad. Sus últimos tres trabajos («We’re here because we’re here» -2010-, «Weather systems» -2012- y el de 2014) los ubicaron en otra posición en la escena mundial, con un mayor prestigio y reconocimiento. Si bien por aquí aún no explotaron, van despertando mayor fanatismo visita a visita. Y esta era una buena oportunidad para corroborar ese avance.

Antes de que los de Liverpool acaparen el escenario, los locales Presto Vivace y Eva entretuvieron a los presentes con dos propuestas netamente diferentes. Los legendarios Presto Vivace, con su muy buen metal progresivo, dieron un set a su altura. Luego los Eva sorprendieron por su calidad de sonido y sus canciones bien estructuradas. El metal alternativo quedó bien representando tras su buena performance.

Luego que una música ambiental tomara protagonismo, las luces se apagaron y Anathema dio comienzo a un concierto que sería brillante de principio a fin. Con la sentida canción «Anathema», los músicos empezaron a inundar de detalles y emociones el Vorterix, acompañados por un audio formidable. Siguiendo con el disco «Distant Satellites», continuaron con «The lost song, part I» y «The lost song, part II», en la que la grandilocuencia de su obra alcanza niveles de perfección.

Daniel Cavanagh, en su rol de guitarrista y tecladista, está cada vez más brillante. Eso sí, no puede ocultar su obsesión con el sonido y las sutilezas, ya que necesita transmitir con fidelidad lo quiere mostrar de su música, a tal punto que con gestos pidió el silencio del público. El dúo de «Untouchable, part I» y «Untouchable, part II» ya se convirtieron en un clásico para la gente; la parte rockera, por supuesto, es la que despierta la pasión de la monada, aunque la segunda es la que genera un silencio y una conmoción inigualable.

Vincent Cavanagh tiene el otro rol fundamental: no sólo cuenta con una voz cálida y fuerte, además se encarga de hacer participar al público durante los shows  y de mostrar una imagen y una pose más rocker, como en las coreadas «Thin air» y «The beginning and the end». Por el crecimiento de la banda, la cercanía y el cariño con sus fans es mucho mayor.

Como bien se sabe, Anathema fue una agrupación con un pasado metalero, y a pesar de que hoy están en otra realidad siempre intentan dar una muestra de eso. Lo más cercano fue el tema «Closer», del trabajo de «Natural disaster» (2003) en donde hubo un machaque importante. El show siguió con algunas canciones más, y con lindos momentos, como la algarabía de sus fans en «Deep», el pedido de flashes en «Natural disaster» y la versión del «Olé, olé, olé…» de parte de Daniel en teclados. La despedida definitiva fue con «Fragile dreams».

Con 25 años de historia, el grupo inglés está en uno de los  mejores momentos de su carrera y no parecen haber alcanzado su techo compositivo. 

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Redacción ElAcople.com

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