RESEÑAS

Mucho miedo

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Lejos del típico formato prefabricado que busca encantar al espíritu adolescente de hoy, el pop argentino se mantiene vital y se niega a un triste y solitario final. Quizás sean ADICTA y ENTRE RIOS dos de las más generosas muestras de esa “otra música” que en este país no alcanza suficiente difusión, no se vuelve masiva ni convocante y aún así, irónicamente, prefiere llamarse “pop”.

ADICTA comenzó a sonar a principios del ’00, con formación de trío electropop que mostraba ciertos matices rockeros desde la guitarra de FABIO REY (ex brujo, ¿se acuerdan de Rey Metal?). Hoy ya sin el guitarrista, el grupo de TOTO (voz) y RUDIE MARTINEZ (programaciones y teclados) asumió definitivamente su costado más rocker, incorporando como miembros estables una base bajo – batería (MARIANO LOPEZ – SERGIO SOTOMAYOR) y a un nuevo guitarrista (JULIAN FRAUS).

Esto le vino de lujo a la banda y la crudeza de los sentimientos que recorren sus canciones (la insatisfacción, el amor vivido desde el desamor y el desconsuelo que implica apegarse adictivamente a las personas y las costumbres menos indicadas) empezaron a cobrar vida de manera intensa, con tensión, dejando el pop en los arreglos, la estética y la delicada voz del cantante.

ENTRE RIOS en cambio, suspira sus canciones. Ellas flotan y se dejan llevar por la corriente, con simpleza y serenidad, directo a cualquier corazón sensible que disfrute del ritmo electrónico y la cadencia pop. Con la melancolía a flor de piel, el trío formado por ISOL (voz), GABRIEL LUCENA (programación y teclados) y SEBASTIAN CARRERAS (guitarras y programación, también mentor del efímero e inconstante sello INDICE VIRGEN, otro recuerdo del indie rock argentino modelo ‘90) consiguió cierto éxito musical en España y editó recientemente “Completo”, disco que reúne temas de sus anteriores Ep’s y demás canciones incluidas en otros compilados salidos en la región ibérica.

La Noche

ENTRE RIOS empezó su show a las 2 de la madrugada y lo sostuvieron durante poco más de una hora. Tenues, despojadas y algo débiles, sus canciones sonaban pero no conmovían, no llegaban a captar la emoción del vivo, la energía y la inspiración del momento. Entonces, escucharlos fue lo mismo que poner en la compactera su último disco.

No estuvo mal, pero no alcanzó. Algunas imágenes de lluvia, inundaciones, esteros y el litoral acompañaron los temas desde una pantalla, pero todo con distancia y frialdad. Sólo por momentos, cuando sonaron canciones más animadas musicalmente, como “Hoy no” o “Salven las sirenas” el clima se volvió agradable y la aniñada voz de ISOL alcanzó a llenar de alegría el lugar y despertó al público.

Con ADICTA ocurrió todo lo contrario. Salieron decididos a transformar el lugar en una pista de baile en la que confluyeran la esencia de grupos como KRAFTWERK, NEW ORDER, DEPECHE MODE o DURAN DURAN. Lo consiguieron. Por momentos agresivos y por momentos frágiles, sonaron como un verdadero grupo de rock, pero sostenido en secuencias, samplers y beats electrónicos de los que aceleran el pulso del que escucha.

A esto hay que sumar el atrayente despliegue escénico de TOTO, imponiendo personalidad y exaltando a la gente; y una cuidada puesta estética, que incluyó clips que reproducían el arte de tapa de su último disco para acompañar cada canción y una extraña lluvia de plumas de gallinas que no entendí bien a cuenta de que venía, pero quedó bien.

Abandonando la clásica comparación con VIRUS y distinguiéndose definitivamente de sus primos hermanos más cursis (MIRANDA!), ADICTA se recreó como grupo y su show ganó en fuerza y enriqueció así buenas canciones como “Poco a poco”, “Di luz”, “Ocaso”, “Tu mal” y “La noche”, un poderoso hit bailable de su último disco que cerró el recital en caliente.

Así terminó el 2003 para ADICTA y ENTRE RIOS. Todas las despedidas son odiosas y más aún cuando lo que se despide es un buen año, como el que tuvieron ambos grupos. Tocan, graban, editan sus discos, se hacen escuchar, consiguen pequeños triunfos, nada despreciable para cualquier grupo argentino, nada despreciable para el pop que no se resigna a dejar de sonar.

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