RESEÑAS
Yendo hacia lo inevitable

Hablar de ADRIÁN CAYETANO PAOLETTI es encontrarse con el tiempo perdido, la misma ruta del árbol en busca de la canción perfecta, síntomas y percepciones que se vuelven melodías. Encontrarlo, es retomar con extrañeza la nostalgia, hacerla nuestra, enfrentarla y seguir.
Tenemos de vuelta a un músico peregrino, viajero y raro, un cantor atonal ensimismado en su interior y que al parecer, también pretende retomar con extrañeza la nostalgia, hacerla suya, enfrentarla y seguir.
Compass (el evento indie / alternativo de todos los viernes en el poco indie y menos alternativo Niceto) fue el marco para que PAOLETTI reviviera durante algo más de media hora un concentradísimo repertorio repleto de infaltables memorias musicales que lo devolvió a escena en forma ideal.
Pasadas las 2 a.m., el telón develó el mismo perfil, ahora acompañado para la ocasión por GONZALO CORDOBA (ex guitarrista de los indispensables y encantadores SUAREZ) y FERNANDO LAMAS (50% de los siempre interesantes ESTUPENDO), más históricos compañeros de ruta como POL CORDOBA y HERNÁN BALSOTTI en batería y bajo, respectivamente.
Largó con “El hombre de las botas”, del disco “Soy yo por ahora” (del 2000), anunciando lo que sería un cíclico desarrollo hacia su costado más rockero, dejando para la intimidad sus momentos acústicos e instrumentales. Siguieron como en catarata la girondesca “Arcángel relámpago”, “Perfil” y “Percance”.
Para “Un día de sol y lluvia”, el sutil tono de LAMAS levitaba por la canción mientras la voz de PAOLETTI pisaba fuerte. A esta altura, ya hacía habitual su amable punteo de guitarra, mezcla de vértigo y pereza, sí, detalle y distorsión.
“Cinema” quizás sea el mejor momento de la noche. Rutas, aviones, despegar, piletas, tendederos de ropa al viento, el conurbano en imágenes, pasadizos, arboledas, mucho sur bien al sur y escondites donde cada canción crece como voluntad y en libertad irrepetible. Todo cobra sentido.
Su poesía se conjuga vital entre la voz de LAMAS y la guitarra lánguida y áspera de GONZALO CORDOBA. Si fuera indescifrable sería odioso, si fuera spinettiano sería amargo; pero es delicado, simple y lúcido. Estamos hablando del letrista bendito de los ’90, músico real e incierto que habrá de demostrarnos cuánto crece el mito de la canción cuando está viva.
Hacia el final, el cierre de lujo fue con “Soy yo por ahora”, oda y manifiesto pop a la inestabilidad; y “Recompensa”, cuasi – hit indie porteño que nos devolvía al gris, la situación anciana, el rock como crudeza y dopado por un adictivo estribillo que cantaba como “el viejo se mece y mecedora envejece…”
ADRIÁN CAYETANO PAOLETTI ha vuelto y eso es todo lo bueno que encuentra el rock donde hay nostalgia. Todavía ve el puente debajo de río, ve las estrellas con el piso en la cara, escucha el pasto crecer, sueña de golpe y despierta dolorido… En fin, dentro de sus armas, todavía, hay mucho para dar.
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