RESEÑAS
Viaje sensorial en el ND/ Ateneo

Mientras Buenos Aires presenciaba ansiosa la épica de veintidós hombres peleando a golpe y arañazo por la dignidad copera, dentro del teatro las coordenadas de tiempo y espacio parecían suspenderse: alfombras rojas y sombreros de copa, acomodadores calvos y boas de cisne, espirales hipnóticos y fantasmitas de cinco años apoderándose del escenario.¿Deja vú de cuando niño cerrabas el cuento de STEPHEN KING, apagabas la luz y sentías que un espíritu inquietante te susurraba “buenas noches”? ¿GORI de paseo por el increíble mundo de Jack? No tanto. Cuando la experiencia TIM BURTON alcanzaba al último de la fila, la película JOHN FORD copaba la parada: canciones varias en las que los vaqueros viejos desafiaban al diablo, los sheriff rondaban por Fuerte Apache y los perros ladraban en pueblos abandonados.
La presentación que FANTASMAGORIA (y su partícular sonido de guitarra acústica, bajo electrónico y batería) hizo de “Atravesando el camino (que nos lleva a los otros caminos)”, el jueves pasado en el ND/ Ateneo, fue un show que recorrió distintos momentos y climas, y que dejó entusiasmados a los que, en esa noche de desafío copero, habían elegido ir a verlos.
El recital empezó con la autoreferencial “Gori llamando a Río”, del disco anterior, y con la rara “La laguna” (no figura en los dos discos oficiales). Luego, el cantante de revoltosa cabellera negra (especie de Tanguito batido) y pasitos frontman a la PAUL STANLEY (KISS), hizo subir a un músico amigo, que aportó violines barrocos en “Yoli shopping” y acercó la noche a los bosques embrujados de los galeses GORKI’S ZYGOTIC MYNCI.
Con “Yo nunca tuve razón” volvieron al primer álbum, pero pronto se concentraron en “Atravesando…”, con estrenos como “Todos quieren ser millonarios”, “Caballos negros atravesando el desierto de noche” y la punkísima “Tampoco me importa”, en la que enumeran “la fama de tus amigas, la escuela de donde venís, el precio de tu auto nuevo…” y concluyen: “A mí esas cosas no me importan”.
A mediados de la presentación llegó “El sheriff”: pieza central del nuevo disco y síntesis del contrabando de rhythm & blues y cultura piscodélica que, desde el bar X (emboscada rockera en pleno Palermo cool), GORI y sus amigos vienen propagando hace tiempo entre la comunidad moderna. Ya en sea las festejadas “Simpathy for the party” los domingos por la noche, como en las fechas glam n’ stone (con bandas como SACACHISPAS o GLASGOW) a mitad de semana.
El swing llegó a su climax cuando invitaron al contrabajista de HISTORIA DEL CRIMEN que, además de hacer bailar su instrumento a puro trompo, ostenta uno de los jopos más literalmente high de la movida garage. Con él interpretaron “La mosca blanca”, “Barrio bajo” y, por un momento, recrearon en el ND/ Ateneo aquellos festivales rockabilly de cuando las chicas de vestido largo gritaban fanatizadas y los muchachos de traje y zapatos seguían el ritmo sin soltar el cigarro de la boca.
Pero la banda de GORI también mira el mañana: los citados fantasmitas deambularon por el escenario en “Ahí voy otra vez” y prepararon el clima aterrador para la hipnótica “Al otro lado”, un trip unplugged (guitarra acústica + sampler) que hizo lucir futurista el traje plateado del ex FUN PEOPLE.
Los bises vinieron con “Sentado junto al diablo” (a capella entre los tres FANTASMAGORIA y a la par del público) y se extendieron con el single del disco, “Suerte rara”, y con “Haciendo las valijas otra vez”.
“¡FANTASMAGORIA está re bueno!” se escuchó desde la barra seguidora cuando la banda se retiró del escenario (y también durante varios pasajes del show). Para ese momento, el superclásico copero ya había terminado, aunque pocos se acordaban.
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