RESEÑAS
Vetamadre en La Trastienda

Es jueves y apenas pasaron las 20 horas. Bajando por Balcarce, paso frente al deslumbrante edificio desde donde se deciden falsamente los destinos del fútbol argentino. Pienso que hubiera sido de este deporte sin aquel mecenazgo infame. Me pongo triste.
Cruzo la esquina y en la puerta de La Trastienda lo veo a DIEGO ARNEDO. Me pongo contento. Me cae muy bien (aunque algo menos desde que lo echó bruscamente a ARAUJO). Lo saludo y le pregunto como está (cuando en realidad quería preguntarle si de verdad pensaba que era necesario revivir el contundente, monótono y primitivo sonido clásico de “la aplanadora”. Por tacto y porque sospecho la respuesta, omito la pregunta). DIEGO contesta amable, sonríe y pasamos.
En el lugar, de fondo suenan súper hits del rock mundial, de ayer y hoy; una pantalla gigante frente al escenario satura con imágenes de películas que nos casamos de ver (de Traisnpotting a The Wall, de Matrix a Star Wars o El Señor de los anillos, una y otra y otra vez)
Algo aburrido, caigo en el vicio de contar remeras rockeras. ¿El resultado? Muy Pocas. Pensaba que RADIOHEAD ganaba por robo, pero sólo había una; había dos de SUMO, una de SODA STEREO con el logo que recordaba los años de “Signos”; una de THE CRAMPS y una de RAMONES (que creo que es la única infaltable en el 95% de los show en Buenos Aires y alrededores, fíjense). Había muchas de VETAMADRE, pero ellos estaban fuera de la competencia.
Me ves, No me ves
Cerca de las nueve, el show empieza con la proyección del video “No me ves”, track estreno del último disco del grupo, “Veratravés”. Luego, el grupo, sorprendido y hasta algo emocionado por la concurrencia, sale y larga con un rock potente de guitarra veloz y un bajo tenso que se impone melódicamente en la canción. La base rítmica marca el paso, que paso a paso, se vuelve carrera; los teclados y synths decoran la canción. Aquí, el fundamento del sonido de VETAMADRE.
Están claramente influenciados musical y poéticamente por grupos como FRICCION, SODA STEREO (por los años de “Signos”, justamente), THE CURE, U2, SUMO (aunque me animo a decir que hay cierta más cercanía con el último DIVIDIDOS, de “Narigón…” para acá) y RADIOHEAD y su definitivo “Ok Computer” como manual de sensibilidades y estilo rockero más a mano.
El show avanzaba subido a esa mezcla de rock potente, oscuridad, desasosiego, arreglos electrónicos, detalles melódicos y nivel en las interpretaciones. Al cuarto tema era fija que no iban a sorprender con mucho más, pero mantenían el nivel, lo cual no es poco. No hay demasiada “fantasía”, juegan a lo que quieren y saben, lo hacen bien.
Pasan canciones estrenos y otras de sus dos discos anteriores (”Ruido del mundo” y ”Libérenme”) como “Rara puerta”, “Ser Humano”, la poderosa y épica “Libérenme”, “Letargo” y “25 muñecas” (un título muy lindo, simbólico, misterioso e inspirador).
Más allá de la potencia y el ímpetu de cada canción, logran sus picos más alto cuando los teclados y los toques de synth dejan de ser simples decorados y ganan un lugar definitivo en la canción. Esto pasa en momentos deliciosos como “Sueño circular” y pasaría si por ejemplo “Lluvia cósmica” fuera algo más cósmica.
Las pocas veces que se deciden a bajar la velocidad e imprimir climas y texturas a su música, VETAMADRE sale airoso, despeja el panorama rockero y desentierra sus raíces pop para dar vida a otras sensibilidades y sensaciones tan enriquecedoras y placenteras como la explosión o la tensión a la que acostumbran.
”Por encima de la confusión, a través del ruido del mundo / No estás oyéndome?”… dice “Ruido del mundo”, última canción de la noche, final emotivo y apasionado. Hoy VETAMADRE se hace oír y pretende dispersar el ruido con la fuerza su música, aunque no deberían olvidar que son las canciones las que hacen girar al mundo.
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