RESEÑAS

Velada de puercos

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Semioscuridad. Al entrar al recinto, todas las figuraciones que la magrísima cola de la entrada producía se derrumbó en mil pedazos y el toparse con un auditorio repleto y un clima eufórico devolvió las serias expectativas que se podían tener acerca del segundo recital (el primero fue el viernes 30 de abril y tuvo localidades agotadas) que los muchachos de Montevideo vinieron a ofrecer acá, del otro lado del charquito.

Ya cuando la banda telonera, RESPONSABLES NO INSCRIPTOS, finalizaba su show al tocar algunos de sus temas como “Ni va cualquier revolución”, “Supermercados” y “Antitodo”, la pista principal del lugar se había convertido en un verdadero mar de gente. Las olas se traducían en saltos que varios centenares de adolescentes expectantes acompañaban con cantos afectivos a los protagonistas de la noche.

Se colgaban los últimos trapos que poblaron las paredes del lugar, azuleadas por las luces, y el ambiente (bueno, no sólo el ambiente) se encendía de manera constante cuando, unos 10 minutos antes del comienzo del show principal, seis timbaleros enmascarados irrumpieron entre la multitud para parir el primer pogo generalizado de la velada. Buena entradita.

No era posible comprobarlo con la vista pues el telón cerrado lo dificultaba, pero el sonido de los últimos retoques indicaba que la agrupación formada en el año 1995 ya se encontraba sobre las tablas. Sigilosamente la cortina se abrió y en cuanto la iluminación cayó sobre EL ENANO y SEBA (voces), NICO (bajo), LUCAS (bata), COLI (saxo alto), SANTI y RAFA (guitarras) y ALE (trompeta), comenzó el descontrol, al igual que el constante encendido de bengalas.

“Buenas noches, gracias a todos por venir, por los trapos nuevos y por los viejos. Vamo´ a hacerla entre todos, salú”, saludó EL ENANO luego de arrancar el espectáculo al palo con “Sin palabras”, “Potosí” –con un agite impresionante-, al grito de “Mañana”, con el tercer tema, y luego, con “El ojo moro”.

La noche continuó a intensidad sostenida y con temas como “Por dentro”, “Burbujas” y el iniciado al grito de “¡Documentos!” el público llegó a confundirse con una masa uniforme que compartía un mismo salto, impulsado por el cantante puerco, camisa a cuadros, boina y un constante cigarrillo encendido en la mano, que llevó a la gente a altísimos niveles de excitación.

Después de tamaño esfuerzo físico, los muchachos de la capital uruguaya decidieron, por el bien de los aficionados, bajar un poco el ritmo, pero no la calidad de su música, y para eso tocaron “Contradecir”, tema en el que remplazaron los vientos con un violinista. Sin embargo, la mayoría de la gente se resistió a quedarse parada y siguió agitando como en el resto de las canciones.

Con la reincorporación del trombón, la trompeta y el saxo, siguió “Rebuscando”, composición representativa de la postura contestataria que la banda posee. Una pequeña pausa amenizada con un monólogo de un sujeto disfrazado con un sobretodo negro y un paraguas destrozado, escoltado por una sutil melodía a base de violín, sirvió para recobrar fuerzas y arrancar de nuevo para disfrutar el inédito “Zafar”, canción que SEBA cantó sentado en el piso del escenario.

Pasada la mitad del show, El Teatro casi se cae abajo cuando los músicos se pusieron de acuerdo e hicieron “Paguen hoy”, durante el cual el edificio parecía moverse. Más tarde vino “De no olvidar”, un chamamé y la presentación de “Va a escarpar”,, una “nueva amiga de la banda”, como explicó EL ENANO, canción que, a pesar no tener muchos acordes, mantiene la armoniosa esencia de la banda.

Era evidente que ya había pasado gran parte de la noche, sin embargo es no se notaba ni abajo del escenario, donde el público se encontraba enchufadísimo, casi como si fuera el último recital de LA VELA, como arriba, donde los muchachos tocaban como si fuera un ensayo. No por los errores, sino por la distensión reinante.

Posteriormente vino una seguidilla de temas, entre los que se destacaron “El huracán”, “Mi semilla” –a base de arpegio, palmas y la voz del público-, “El gavilán” y “El profeta”, un ska punk impecable.

En el último tramo, quienes alguna vez han teloneado a LOS PIOJOS y a BERSUIT VERGARABAT le dejaron el lugar en la escena a un trío que, compuesto por tres congas, por más de siete minutos tocaron un ritmo candombero, escoltados por una estrella gigante colorada que se movía detrás de ellos. En el final vinieron “José sabía” (una de las más pedidas, tocada por El Enano con su inmaculada acústica y con un coro del cual debo el nombre pero destaco su performance), “Por la ciudad”, “El viejo” y “Gente”, la corona de una noche inolvidable.

Es cierto, son desfachatados, cero dogmáticos y mucho menos estructurados. Se nota que están comprometidos con lo que rezan en sus letras y eso es algo que le llega a su gente mediante música cuidadosamente compuesta. ¿Será eso lo que los hace tan queribles por un público que luego de cada recital se vuelve a su casa, satisfecho, pero a la vez con ganas de mucho más? Si, debe ser eso.

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