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Veinte años DIVIDIDOS (primera parte)

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El 22 de diciembre de 1987, falleció LUCA PRODAN, y con su muerte se terminó SUMO. El 5 de febrero de 1988, los que fueron sus compañeros se presentaron en el Chateau Rock como HOMENAJE; en aquella oportunidad, contaría RICARDO MOLLO luego, ROBERTO PETTINATO pidió que tocaran lo más fuerte posible para que la música llegue hasta LUCA.

Posteriormente, por un lado, GERMÁN DAFFUNCHIO, con ALBERTO TROGLIO y ALEJANDRO SOKOL más WILLY ROBLES, armó LAS PELOTAS. Y por otro lado, MOLLO, ARNEDO Y PETTINATO formaron LA DIVISIÓN, que rápidamente mutó a DIVIDIDOS y se quedó sin PETTINATO que viajó a España y creó PACHUCO CADÁVER. Antes de continuar con la historia, hay que agregar dos nombres más a la lista de los que fueron descartados para el proyecto que finalmente se llamó DIVIDIDOS: LOS BALCONES y CASITA DE MUÑECAS.

En un primer momento, MOLLO Y ARNEDO ensayaban acompañados de una primitiva batería electrónica, hasta que ARNEDO conoció al baterista GUSTAVO COLLADO —que tocaba en LA SOBRECARGA, banda de Trenque Lauquen en ese entonces recién disuelta— y lo integró al grupo.

El 10 de junio de 1988, en Rouge, un pub de Flores, DIVIDIDOS realizó el primer recital de su historia, ante un público conformado por sesenta personas que, según ARNEDO, “lo único que hacían era esperar que apareciera LUCA”. En esa ocasión, en la que GILLESPIE los acompañó con su trompeta en “Nextweek”, abrieron el show con “La mosca porteña” y lo cerraron con “Summertime blues”, de EDDIE COCHRAN.

Un año después, el trío lanzó su primer disco, “40 dibujos ahí en el piso”. El nombre del mismo, según contaron, lo sacaron de una charla que tuvieron con un taxista.

Justamente, en relación a la particular lírica de la banda, en una entrevista con la revista El Musiquero, MOLLO contó que esa parte fue la que más les costó encarar, ya que era algo que no habían hecho jamás puesto que en SUMO se encargaba LUCA y, en menor pedida, PETTINATO.

“Con DIEGO solíamos grabar conversaciones entre nosotros y asumir distintos personajes, como dos canillitas que se encuentran en una estación y empiezan a hablar de lo que les pasa. De ahí venían todas las historias. Y de frases tomadas de viajes en taxi, de la calle”, explicó al respecto el cantante y guitarrista.

“40 dibujos ahí en el piso”, seguramente, es el disco más SUMO de DIVIDIDOS; de él, entre otras piezas, se destacan “Haciendo cosas raras”, “Gárgara larga” y “Che, ¿qué esperás?”.

Posteriormente, se dio el primer cambio de baterista en la formación del grupo: se fue GUSTAVO COLLADO y entró FEDERICO GIL SOLÁ. Y con él, en 1991, salió el segundo álbum de la banda, “Acariciando lo áspero”.

Esta producción, sobre todas las cosas, perfiló un estilo propio para la banda, ese que con el tiempo le otorgó el mote de LA APLANADORA DEL ROCK. Así, se comprende que este trabajo sea fundamental en la historia de DIVIDIDOS; más aún, canciones como “El 38”, “Sábado”, “¿Qué tal?” y “Ala delta”, con el paso del tiempo, se convirtieron también en clásicos del rock argentino.

En 1993, llegó el tercer disco, “La era de la boludez”, cuyo rasgo diferencial fue la incorporación del folklore al sonido, cosa en la que seguramente incidió su productor artístico, GUSTAVO SANTAOLALLA, pionero en fusionar rock y folklore en ARCO IRIS, que supo aprovechar la genuina inclinación por la música autóctona de MOLLO y ARNEDO, cuyo padre, MARIO, fue una destacada figura del género en cuestión.

Además del máximo hit de la historia del grupo, “¿Qué ves?”, y de la anteriormente mencionada nueva vertiente musical, cuyo máximo exponente fue la versión de la canción de ATAHUALPA YUPANQUI, “El arriero”, “La era de la boludez” incluyó tres joyas de lírica comprometida con la problemática de nuestros pueblos originarios: “Cristófolo Cacarnú”, “Indio, dejá el mezcal” y “Huelga de amores”.

Por otra parte, hay que señalar que este álbum vendió más de cien mil copias y le permitió al trío llevar su poder de convocatoria a lo más alto de su historia; DIVIDIDOS terminó 1993 con más de doce Obras y arrancó 1994 con el objetivo más ambicioso de su trayectoria a nivel de shows: la cancha de Vélez, a la que finalmente llegaron en septiembre, con más de veinte mil espectadores presentes. Al respecto de esta convocatoria, hay que agregar que podría haber sido mayor si la discográfica no les hubiese quitado el apoyo, como respuesta a la negativa de la banda a aceptar a CARLOS VIVES de soporte.

Más tarde, precisamente cinco meses después, el trío atrajo a cuarenta mil personas en un concierto gratuito que dieron en la explanada de lo que era ATC.

Sin embargo, las cosas cambiarían rotundamente en la banda, fundamentalmente a partir del segundo cambio de baterista en su formación: por problemas personales, según él puntualmente con MOLLO, GIL SOLÁ se fue del grupo. En su lugar, proveniente de MONOS CON NAVAJAS, entró JORGE ARAUJO. Y con él, en 1995, salió el cuarto disco: “Otroletravaladna”.

Este álbum modificó por completo la popularidad del grupo, que de tocar en Vélez pasó a hacerlo, por ejemplo, en El Marquee. Así se argumentó el apodo que el trabajo recibió del mundo del rock: “el disco maldito”.

No obstante los resultados, este álbum no sólo no desentonó con la tradición lírica y melódica de la banda, sino que también agregó más clásicos a su historia —como “Tomando mate en la paz” y “Basta fuerte”— e incorporó un nuevo estilo musical a su gama de experimentaciones, de la mano del tango “Volver ni a palos”.

Además, “Otroletravaladna” incluyó una perla de cada una de los dos estilos más celebrados de DIVIDIDOS: “Mimoso a marzo”, como el rock fuerte, y “15-5”, como la balada preciosa.

Hacia 1996, el grupo lanzó un compilado titulado con su nombre, cuya novedad fue la inclusión de dos temas nuevos, “Capo Capón” y “Cabezón”, que no tardarían en convertirse en perlas para sus fanáticos.

Continuará…

Redacción ElAcople.com

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