RESEÑAS

Una vela, mil velas

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Dicen que todavía hay gente buscando el Estadio Cubierto Malvinas Argentinas, perdida por las calles donde acecha el famoso Golem de la Paternal. Lamentablemente no encontraron algún alma caritativa que sepa guiar sus caminos, extraviados en el crudo frío polar del mes de julio.

Los que sí llegaron a destino, ya le contaron a sus amigos lo bueno que estuvo el recital. Ellos también debieron sortear obstáculos, como cruzar las vías en plena boca del lobo, y después el laberíntico puente que desemboca en la zona deseada. Hay que caminar un par de cuadras más, observar cómo pasa el tren a tu lado, y listo, estás en la fila que te lleva al punto de encuentro.

La banda soporte de La Vela Puerca fue su propio DVD, “Normalmente Anormal”, el cual fue proyectado en una gigantesca pantalla. Allí se vio reflejada la historia de la banda uruguaya, que cuenta ya con 15 años sobre sus espaldas. Si bien el gran documental realizado por Agustín Ferrando entretuvo una buena parte de tiempo a los espectadores, llegado un momento la impaciencia comenzó a asomar. De esta manera, algunos comentarios que iban alimentando el mal humor dentro del ambiente, terminaron siendo totalmente acallados con la irrupción en vivo de la banda.

“Escobas” fue la encargada de abrir el show. El comienzo abrupto hizo que el público más sanguíneo saltara de la platea baja al campo, tan rápido como furioso. En el segundo tema, “Mañana”, la postal de la gente moviendo sus manos era encantadora. Y con “El ojo moro”, el tercero de la lista, se olieron los primeros porros de la noche al grito de “La vela ya llegó”.

El saludo del “Enano” Teysera, voz y líder absoluto del grupo oriental, oficializó la bienvenida a la velada (nunca mejor dicho).

“Tocar lo más fuerte que se pueda, con la máxima intensidad, todo el tiempo” dijo hace algunos años Juan Campodónico, productor de “El Impulso”. Aferrados a esta propuesta, canciones como “De atar”, “Doble filo”, “Colabore”, y “La sin razón”, muestran a La Vela Puerca en un momento de potencia sonora deslumbrante.

Pasado el sacudón, Sebastián Teysera se sacó la ropa de animador de fiesta, y sentado sobre una banqueta, se calzó la guitarra criolla para dar paso al set intimista: “Respira”, “En vela”, “Señor caridad”, “Para no verme más” y “Dice”, todas coreadas por la multitud que rodeaba al cantante en un amplio fogón virtual.

A medida que el segmento bajonero se iba diluyendo, la otra mitad del recital se acercaba. Para destacar: el clima cálido y ameno que transmite el conjunto uruguayo, independientemente de si suena un tema bien arriba o, por el contrario, uno muy apagado. Sin lugar a dudas, ésta es una virtud que los diferencia de No Te Va Gustar, sus compatriotas más cercanos. No se trata de hacer un Boca-River, o Peñarol-Nacional, porque esto es música, pero vale resaltar que a La Vela Puerca le sobra el entusiasmo que escasea en las presentaciones de la banda comandada por Emiliano Brancciari.

Con esa garra charrúa, La Vela arremetió con “Vuelan palos”, “Va a escampar”, “El huracán”, “Rebuscado”, “Haciéndose pasar por luz” y “Mi semilla”, un clásico fasero que volvió a sonar como en los viejos tiempos, con Alejandro Balbis de invitado.

Luego de interpretar “Llenos de magia” a modo de falso cierre, primero Teysera solito, y después toda la banda, subieron al escenario para realizar la despedida en forma de bises: “José sabía”, “Por la ciudad”, “De tal palo, tal astilla”, “Zafar”, “El viejo” y “El profeta”. Aplausos finales dirigidos a los músicos, brindados por miles de sus fanáticos rioplatenses, retribuyeron al impecable concierto que duró dos horas y monedas.

Así arrancó la gira puerca de 15 fechas que los llevará por todo el país, hasta regresar al Microestadio de Argentinos, el próximo 3 de septiembre. Por la siniestra calle Gutemberg los esperan, pelando una seda porque La Vela ya llegó (y no se va).

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