RESEÑAS

Una tradición argentina

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La popular banda española de ska-punk combativo regresaba una vez más a nuestro país; en esta ocasión, sin disco nuevo bajo el brazo, pero con la excusa de no tocar por aquí durante los próximos dos años. En Capital Federal no lo hacían desde noviembre de 2008, así que era una motivación más para acercarse.

Dale que arranca

Aunque estaba anunciado que los españoles actuarían en las dependencias del Parque Roca, muchos imaginaban que lo harían dentro del estadio, por eso, la sorpresa fue moneda corriente en los asistentes. Ya una vez en el predio, los chicos disfrutaron de una tarde soleada, impensada en horas del mediodía cuando el cielo amenazaba con unas lluvias intensas.

Desde que se dio puerta a las 15, la gente fue llenando de a poco el lugar. Para ir amenizando la espera, sonó primero el punk sucio de Represión + IVA, después el corte ramonero de los uruguayos de Trotsky Vengarán (ya cuentan con bastante seguidores aquí) y por último, subieron los experimentados Bulldog, quienes en una hora de set repasaron varios de sus clásicos como “Más que diez”,El ángel de la muerte” y “Fatal destino”.

Los fans esperaban con tranquilidad el inicio del show. Sin embargo, la fugaz aparición de Pipi (segunda voz y showman) en el escenario desembocó en una locura generalizada. Durante los diez minutos que transcurrieron, el público vitoreó a la banda con efusividad sabiendo que el comienzo era inminente.

Si bien, el arranque estaba pactado para las 19, se demoró 35 minutos debido a la gran masa de espectadores que se encontraba fuera del parque. El escaso transporte público fue el responsable principal del retraso, ya que solo tres colectivos te acercan a la puerta del lugar.

Los últimos rezagados ingresaron corriendo cuando Luismi (batería) accedió a las tablas y empezó con un pequeño solo. Tras la introducción instrumental, Pulpul (líder, cantante y segunda guitarra) saludó a sus fanáticos y con el comentario “que comience la estampida” desató un pogo frenético que prácticamente no tuvo descanso a lo largo de las más de horas de función.

De movida, el grupo sonó súper ajustado y con su habitual energía, dejando en claro que la banda tiene cuerda para rato, y que esas internas que derivaron en un paratede dos años quedaron archivadas. La buena onda entre los integrantes se percibió en escena, especialmente con la ejecución de himnos como “Niño soldado”, “Mis colegas” y “A la mierda”.

Una más y no jodemos más

Su disco “Lágrimas y gozos”, de 2008, gustó en la mayoría de sus fans ya que mantiene la línea musical y contestataria, aunque no tuvo la repercusión ni el afecto esperado como placas anteriores (El vals del obrero -1996-, “Planeta eskoria” -2000- y Que corra la voz -2002-). Al momento del toque de “Ni fu ni fa” y “El libertador”, se notó en cierta manera esta falta de amor.

Los trabajadores de Zanon subieron a comentar su situación actual, y a agradecerle a la agrupación española por darles el espacio. El sábado habían tocado en Neuquén para ellos, con la particularidad que fue un concierto sin policías.

La gente quería escuchar aquellos clásicos que los hizo enamorar, tal es así que cada tema que pasaba era festejado con una pasión sin igual. Así sucedió con “Cannabis”, “Derecho de admisión”, “Mc dollar” y “Planeta eskoria”.

Pipi tiene una función más arengadora y actoral que musical; su interacción con la gente y los disfraces cumplen un rol más central. Por ejemplo, se destacó en su personificación de Benedicto XVI (“Crimen sollicitationis”), de oso policial (“Romero, el madero”) y de vidente (“Kasposos”).

Tras un pequeño break, el vocalista le hizo una reverencia a sus fans por el cariño que le brindaron, además de realizar una espontánea pirueta. Al primer bis, “Kacikes”, le continuó una de las más pedidas, “Intifada” (canción en apoyo al pueblo palestino), que generó adrenalina y emoción en cada una de las 20 mil personas.

Llegando al final subió otro grupo de personas para concientizar a la gente sobre la matanza de animales. “Ellos también sufren”, agregó Pulpul previo al tema que habla sobre ello, “Wild Spain”. La banda logró el mayor pico de skanking con el adictivo “El gato López”. Con música balcánica de fondo, los integrantes se entretuvieron en el escenario con diferentes tipos de monigoteadas, con su líder en calzones como su estrella central.

Sin embargo, cuando gran parte del público comenzó a abandonar las instalaciones, el grupo regresó inesperadamente, lo que provocó unas nuevas corridas para estar cerca del pogo y disfrutar de la locura de “Mestizaje”. El festivo final, con luces encendidas, dejó a sus fans súper satisfechos y sin ganas de más. Fue un gesto que el público les supo reconocer. “Nos veremos en unos años”, se despidió el cantante, tras 135 minutos de show.

Con su música y discurso, Ska-P marcó a fuego a los jóvenes. En cada nueva visita estarán acompañados por una multitud, tal como viene sucediendo en los últimos shows. Si logran mantenerse presentes, los viejos fans les irán transmitiendo a las nuevas generaciones la filosofía del grupo, por lo que

Redacción ElAcople.com

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