RESEÑAS

Una Massacre en el Luna

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Domingo por la noche. Casi las 20 horas, parece. Y donde ayer pelearon Monzón y Nicolino Locche; donde celebraron su casamiento Diego Armando y la Claudia, donde despidieron los restos de Carlitos Gardel; ahí mismito, llegaba el turno del rock.

Plateas que dejan aún ver sus asientos y un campo que se va completando a paso lento enmarcan los primeros momentos en los que algunos aprovechan para trazar las más rebuscadas teorías sobre la nueva derrota de la Selección Nacional de fútbol ante la verdeamarela, otros conversan sobre la resaca que les dejó la noche anterior y algunos admiten haberse acercado al Luna Park esa noche sólo porque les quedaba bien cerca del Palacio de la Pizza.

Nadie parece muy al tanto de lo que está por comenzar. Ya nadie vaticina con qué tema arrancarán o de qué color serán las calzas del voluptuoso cantante esta vez. Ni un solo grupo de pibes discute sobre la primera vez que los fue a ver ni cuál disco es el mejor.

Y entre tanto y tan poco, cuando pasaron 45 de las 20 y el Luna está aceptablemente poblado, aparece Massacre.

Mandarina, mandarina

En las pantallas del estadio, 3 payasos asesinos se debaten a duelo y le ponen playa la jornada.  El Doctor, Fico, Luciano y Charly salen a escena y dan rienda suelta a los primeros acordes para que entre el gran Walas, y se despache con “Diferentes maneras”, tema que se encuentra cumpliendo sus 20 años. Le siguieron “Sembrar sembrar”, “Divorcio” e “Invasoras amazonas”, especial para que más de uno aproveche la ocasión e invada el escenario para darle una palmadita al frontman, que se los saca de encima muy rockeramente. 

El trío “3 paredes”, “Nuevo día” y “From Your Lips” no falla y el campo, algo frío hasta el momento, los festeja con aplausos y el popular  “Mandarina, mandarina…”.

Algunas más fueron “Cae el muro”, la grandiosa “Te leo al revés”, “Ella me sigue” y “Try to Hide” en otra seguidilla letal. “Juicio a un bailarín” (dedicadísima a Catupecu Machu) y “Ana” marcan el final de una primera parte.

Revelaciones

Mientras locas imágenes acompañan canción tras canción, a tono y entremezcladas con tomas en vivo del público presente, el sonido hasta el momento hace imposible disfrutar del show.  Con mucha suerte mejoraría tras el bizarro intervalo y finalmente los que se ubicaban a ambos extremos del escenario lograrían escuchar por fin la voz de Walas, que retorna con calzas verdes, el torso desnudo y un set plagado de extractos de “El Mamut”, último disco editado por la banda que les valió la también bizarra nominación al premio “Banda Revelación” por la cadena MTV, según cuenta orgulloso (?) el cantor.

“Clavos y globos” (que hace estallar la voz del calzado), “La octava maravilla”, “Seguro es por mi culpa”, “Estamos en problemas”, se reparten entre otras de la vieja escuela como “Sofía, la súper vedette”, “Adiós caballo español”, “Llena de fe” y “El taxidermista”. 

“La orquídea blanca” se lleva uno de los aplausos más prolongados de la noche, especialmente por la enorme destreza que despliega Pablo Mondello a través de su viola, y con ellos comienza a aparecer el final.

“Mi mami no lo hará”, “Violence” (del gran “Sol Lucet Omnibus”) y “La reina de Marte” se suceden sin parar en una carrera hacia lo predecible.

“Plan B: Anhelo de Satisfacción” cierra la noche, probando que no importa la cantidad de veces que sea escuchado: nunca podrá dejar de hacerte hasta el último pelo de tu piel. 

Así fue el debut de Massacre en el Luna Park. Casi 180 minutos de show, unos 30 temas que recorrieron algo de sus 20 años de historia y ningún músico invitado a las tablas para festejarlo fueron el saldo, junto a los vaivenes del sonido y de la energía, oscilante entre el bostezo y el puño en alto del público, mezcla de fanáticos de siempre y de un enorme número de casuales. Cuestionados, admirados, reprochados y hasta homenajeados. Esta vez, quizás no saliste caminando por la Av. Corrientes con la cabeza repleta de emoción; quizás tampoco corriste a contarle a alguno que se lo perdió cuál fue el mejor tema de la noche. Aún así, acabás de ver a una de las mejores bandas de la Argentina de las últimas décadas, aunque las cosas cambien un poco.

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