RESEÑAS

Una banda a presión

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“Atención!!! Hoy puntual a las 22:00 en el Teatro Colonial de Avellaneda, por veda política”, rezaba un cartelito en la página web de CALLEJEROS. Y así fue, no más cuando el sábado pasado a las 22:30 comenzó el recital con el rocanrol a flor de piel que tenían los cientos de “stones” que estaban dentro del caluroso lugar.

“Che loco, tirame un shorcito, no una remera! Acá arriba hace 45 grados!”, suplicaba desde arriba del escenario PATRICIO “PATO” SANTOS FONTANET, el cantante de voz particular.

Luego de tratar de arreglar durante varios temas (en forma inútil) los miles de problemas de sonido, lograron salir elegantemente del mal momento y seguir adelante.

Teniendo en cuenta la corta carrera y los únicos dos compactos –“Sed” y “Presión”– puede decirse que CALLEJEROS es una de las poquísimas bandas under que dan cátedra con respecto a la convocatoria y a la profesionalidad que supieron conseguir en tan poco tiempo, y eso se pudo percibir con gran notoriedad en el concierto.

Cayendo en las (odiosas) comparaciones, el público y la conexión de los músicos con los seguidores de CALLEJEROS se asemejan mucho al que tenían LOS PIOJOS con sus respectivos fans durante los años 90’. Teniendo muy poco que ver los estilos musicales que identifican a ambos grupos, pareciera ser que la historia de buena suerte se repite para otra banda de rock barrial.

La bengala perdida

Se sabe que en el 90% de los recitales rockeros, los fanáticos llevan bengalas, fuegos artificiales y demás yerbas (en el mejor sentido de la metáfora). Pero a algunos seguidores de CALLEJEROS los embargó la emoción del recital y el temita de llevar lucecitas coloridas se lo tomaron muy a pecho. Claro que eso no hizo más que ambientar la fiesta que se estaba viviendo en Avellaneda en temas como “Sed” y “Vicioso, jugador y mujeriego”, entre otros.

Muchísimas (muchas, muchas de verdad) bengalas de color rosa y verde se hicieron presentes en las manos de los callejeros que cantaban y hacían pogo, sin tener en cuenta los cohetes que generalmente se utilizan en eventos ni más ni menos que festivos como éste.

Lo único que no concordaba dentro de este contexto era la presencia de una murga entre el público. Si bien este comentario pueda sonar contradictorio dentro del marco en el que se vivía el recital, el sonido permanente de percusión en los oídos de los fans que estaban en la parte trasera del campo, no era demasiado grato.

En el teatro… comedia

Nunca se vio algo al menos… similar. CALLEJEROS quiso que la clásica listita de fechas de las bandas amigas no sea tan clásica como siempre, ni que el cierre del concierto sea anunciado por ellos y mucho menos predecible. Entonces, tuvieron una idea ¿original? Bueno… se puede decir que sí. Original es.

Un actor en escena anunciaba -vestido de época- las fechas donde iban a tocar LA 25, LOS GARDELITOS Y EL BORDO, entre otras, y que a su vez volvería a salir minutos más tarde (ahora vestido de señora de barrio) anunciando el cierre de la banda con la excusa de que “presenté una nota ante la municipalidad por ruidos molestos”.

Esta originalidad no fue demasiado aplaudida por el público; hasta pudieron notarse algunos silbidos.

Casi llegando al final, se escucharon temas como “No volvieron más”, “Rompiendo espejos” y “Ojalá se los lleve”. Pero recién luego de las mil y una despedidas con las que amenazó PATO, CALLEJEROS terminó su función.

Y en la madrugada del sábado, las calles de Avellaneda se veían plagadas de pibes callejeros con las manos quemadas de sostener las bengalas, pero con la felicidad y el cansancio que sólo puede transmitir una banda con fuerza. Con el único cansancio que te deja sed de roncanrol.

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