RESEÑAS

Un paseo por la variedad

Por  | 

La noche fue más que la primera fecha después de mucho tiempo. La banda liderada por el marplatense DIEGO “GASHO” LITMANOVICH volvió a las tablas (elevadas, en esta ocasión), cobijada en una nueva etapa que la descubre más sólida musicalmente, habiendo apuntalado ese crisol de ritmos que la hace imprevisible y con dos detalles que marcarán un punto de inflexión en su vida profesional: una importante modificación en el DNI y un disco bajo el brazo.

El viernes LaBaina se convirtió en CHAU PEKIN. Explicaciones no hubo, pero, al parecer, la nueva denominación recala en lo que significa abrir una nueva veta, más que en lo semántico.

En lo que refiere al disco, “Bienaventurados los que bienvenidos sean” es un EP con 3 obras esenciales para el oyente no iniciado en el tema. Recién salidito a mediados de 2005, está sostenido por finos arreglos y un copioso abanico de instrumentos. Comentar un disco es asesino, así que es preferible darle una chance.

Con una audiencia que comenzó algo calculadora y finalizó completamente entregada –juro haber visto un metalero moviendo su pie derecho al ritmo de una rockumbia-, la cita comenzó media hora más tarde de lo anunciado en el local de San Telmo. Sin mayores ornamentos que unas coloridas remeras con la insignia pekinesa y sus instrumentos, los nueve se plantaron ante sus fieles feligreses y arrancaron un espectáculo de fe.

La balacera se inauguró con “Cultivando las verdades” y así se encendió el termómetro que iría in crecendo hasta llegar a El Clima. Directamente continuó “Romper el código”, jugoso plato para los seguidores más antiguos. Mención especial para esta versión reciclada que con toques techno le dan una fuerza interesante a una letra a la que no le falta voluntad.

Luego de la ya clásica cumbia-power “Muchacha”, llegaron dos piezas cumbres en las que la multiprocesadora humana ARIEL BRUKMAN es llevado al olimpo de la mano de su violín: el primer estreno, “El niño”, que logra una transición mental de un clima campestre y luminoso a un ambiente sordido y oscuro, con un final indescriptiblemente emotivo, sólo comparable a alguna película de Rocky; y “Desespera”, incluida en el EP y tal vez el disparador de masas en los recitales baineros.

Comentario aparte para los tres nuevos músicos que se unieron a la filas del proyecto y conjuraron una labor digna de reconocimiento. Sin embargo, el especial acento va puesto en el nuevo frontman, MAXI GABAY, quien se mostró dúctil a la hora de inyectar sus coros provenientes de Babylon y sus histriónicas arengas. Sin duda, un soporte que le faltaba al grupo.

La nómina continuó con “En el sendero”, epopeya urbana que cuenta un profundo viaje en el que vuelo se toma literalmente. “Viaje largos si los hay/pero pocos como este/es difícil manejar/sin chocarse varias veces”, reza el tema que pone en el mismo peldaño ritmos bien autóctonos a base de cajón peruano, charango y flauta con la más sucia de las distorsiones.

Rayando el final de la fiesta, vino un cover, algo sorprendente en una banda que suele reproducir fragmentos de canciones dentro de otras –llamémosla metacanciones-, pero rara vez se anima con una completa. Así llegó “Nací el Alamo”, un temita andaluz con el tatuaje pekinés en el brazo. Es decir, un revuelto musical sin origen y con destino.

Finalmente llegó el segundo estreno de la noche y última composición del set: “Nuevo Sol”, con sobresaliente actuación de los vientos. El salto final de la noche, el grito restante. Aunque, más tarde, quedaría un hueco para la tradición.

Quien alguna vez haya presenciado un show de LaBaina/Chau Pekín sabe que estilan concluir sus recitales con una improvisación disfrazada de un tema llamado “Vamos de paseo“. El in promptu está atravesado por partes de canciones populares que surgen a merced de la espontaneidad de los que cantan, sobre una base de La menor-Sol. Sin duda, es uno de los momentos en los que el público que no conoce a la banda más se conecta porque puede participar activamente, o sea, cantar.

Esta fecha no fue la excepción: MANU CHAO, TODOS TUS MUERTOS, GILDA, LAS MANOS DE FILIPPI, y algún otro que se le habrá escapado a este cronista, desataron una avenida de sonrisas entre las más de 100 personas que disfrutaron una alternativa poco convencional.

Se los ve un poco incrédulos aún. Miran de reojo el reconocimiento que empiezan generar entre los que los que los siguen hace tiempo y la aprobación de aquellos que recién llegan. Han empezado a transitar una nueva etapa en la que afinarán algunas cuestiones y otras las mantendrán. Nació CHAU PEKIN y no es poco. ¿Faltará mucho para que den el primer gran paso? No creo.

Tenés que estar logueado para escribir un comentario Iniciar sesión