DISCOS
Triturador

¿Hacia dónde conducirá ese tenebroso pasillo por el que camina esa masa uniforme y extraña de seres humanos, que son observados desde arriba por curiosos insectos?
Tal vez, el destino de ese trayecto que ilustra la tapa de “Endgame”, el flamante disco de Megadeth, sea justamente el final del juego, y esa luz que se divisa a lo lejos sea una nueva forma de la parca.
Lo que sí es seguro es que la música que debe acompañar la interpretación del dibujo es la de “Dialectic Chaos”, el instrumental que principia el álbum. Y es que no hace falta mayor esfuerzo para imaginar que la referida imagen cobra vida y Megadeth le da música con esta pieza de inicio lento, pesado, y núcleo y desenlace violento, furioso.
Sin embargo, y fundamentalmente, “Dialectic Chaos”es un certero preludio y resumen de lo mejor de la realización: las guitarras de Dave Mustaine y del debutante Chris Broderick, que pareciera que conversan más que, como usualmente se dice, batirse a duelo; una dice algo, la otra le agrega otra cosa; la primera le comenta de esto, la segunda le refiere de aquello. Y los que oyen la charla están de acuerdo con ambas y asienten, como se asiente según el rito del género: con bronca, poseídos, rápido, presos.
Luego, y de inmediato, otro suceso para el destaque: no hay corte entre “Dialectic Chaos” y su sucesor, “This day we fight!”, que se adhiere a esta idea de diálogo, toma la melodía de su antecesor y, sobre su recuerdo, Mustaine grita que no le tiene miedo a nada, que no pone la otra mejilla como los cobardes, que con tu sangre afila su espada y que puede que otro día descanse pero, por supuesto, ¡este día pelea!
Más adelante, hay un devenir de una y otra canción que reparte trompadas como púgil campeón, como las numéricas “44 minutes” y “1320”, el tema que da nombre al disco y el primer corte de la producción, “Head Crusher”, inspirado, como advierte su título, en la trituradora de cabezas, método de tortura de la época medieval.
Sólo hay un rapto de delicadeza, y es la balada -por supuesto heavy- “The hardest part of letting go… sealed with a kiss”, en la que la voz rota y sufrida de Mustaine confiesa que tiempo atrás aprendió que si amás a alguien debés dejarlo ir. Y que la parte más difícil es decir adiós.
Notas complementarias
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