RESEÑAS
Tristemente Célebres…

VITICUS tocaba por primera vez en Capital Federal tras la salida de su segundo álbum ”Súper” (se encuentra en las bateas desde el 28 de marzo). Es por ello que se había creado una particular expectativa para este concierto, que se tradujo luego en una gran afluencia de público. Ni la propia banda imaginó tal repercusión entre sus seguidores.
Tal vez debido a esto, la organización dejó mucho que desear. EL ACOPLE no estaba ni en la lista de invitados ni recibió entradas de invitación. Yo mismo padecí estos problemas, a tal punto que sólo pude cubrir la banda invitada (a continuación va el comentario) y no a la agrupación principal (luego les explicaré el porqué).
Van creciendo
Durante un buen rato, TRISTEMENTE CELEBRES entretuvo al público presente con su hard rock. Más allá de seguir tocando las canciones de su disco debut autotitulado, tales como ”Al descenso”, ”Nada nuevo” ó ”El monstruo de 2 cabezas”, adelantaron varias nuevas. Dos de ellas fueron ”Victima del rey” e ”Inmortal”.
La principal diferencia que encontré entre estos temas y los otros, es que la banda está en la búsqueda de estribillos más gancheros. En vivo era un grupo que sonaba bien y que tenía un cantante con actitud, pero les faltaba componer melodías más pegadizas. Quizás con este segundo álbum lo consiga. Desde ya lo tiene asegurado con estas dos primeras canciones.
De fondo se podía visualizar una pantalla que mostraba imágenes del grupo en diferentes momentos: en gira, en el estudio o en presentaciones en vivo. Como era de esperar, la gran mayoría de los espectadores había venido por VITICUS; sin embargo, unos cuantos fans de la banda de EDUARDO DE LA PUENTE (segunda guitarra) se acercaron a La Trastienda.
Problemas e inconvenientes
Una vez finalizado el show de TRISTEMENTE CELEBRES, el lugar ya estaba colmado (entradas agotadas). Entonces la ansiedad del público por ver VITICUS se hacía escuchar, como así también se hacía sentir el calor. Cantaban en apoyo al grupo el estribillo de “Mucho por hacer”, de RIFF. La banda estaba por salir a escena hasta que…
…hablando con mi compañera de trabajo, pensamos que la mejor opción para sacar fotografías del show sería en el sector vip, porque trabajar cerca del escenario le dificultaría su tarea y pondría en peligro su equipo, tasado en unos cuantos dólares. Entonces fui a hablar con la encargada de prensa para tratar de encontrar una solución a este tema, pero ella se encontraba cinco metros fuera del lugar.
Sin prever consecuencias, salí del local y le expliqué a la encargada lo que pasaba, pero no me pudo ayudar. Nunca me imaginé que cuando quisiera volver a ingresar, el encargado de seguridad me impediría el acceso, porque, justamente como expliqué al inicio de la nota, no contaba con ninguna identificación. Mi amigo Ricardo, personaje bastante particular, pasaba por el lugar y este es su propio relato de los hechos.
Daniel Grosso
daniel@elacople.com Redacción de El Acople.
Dando vueltas por ahí…
Yo pasaba por ahí cuando lo vi a Daniel con una señorita bastante bonita en la puerta. Aparentemente el pibe estaba discutiendo con el patova. Bueno, me acerqué como el Mosca se acerca a la piba que tiene la petaca de Ginebra Bols… ¡que lindas fotógrafas tiene EL ACOPLE!
Lo que pasó fue que el tipo de la puerta no quería dejar pasar a Daniel porque no tenía nada que confirmara que estaba acreditado; él había salido un toque y cuando quiso entrar de nuevo: NO. Cuando llegué, Daniel estaba de los pelos y el patovica, inmutable (digno de un documental del Discovery sobre orangutanes en celo) mirándose los brazos torneados como si no le importara lo que mi amigo decía.
Traté de hacerle entender al muchacho que no valía la pena dejar afuera al cronista, me hacía el simpático y mientras probaba de hacerle unos tiros a la fotógrafa. Le conté un chiste sobre la chica al patova y medio que aflojó con la piba y la dejó pasar: así que el sonido de la banda está bien plasmado en las bellísimas fotos que sacó la querida Maia.
Fue re loco que el grandote se quedara sin decirle nada a Daniel y me ofreciera pasar a mí (esos mecanismos de pensamiento aleccionadores del personal de seguridad son explicables sólo bajo los efectos de altas dosis de anabólicos). Hasta me dijo que si quería, podía pasar al backstage (acá Maia quedaba afuera) y yo ya me preguntaba dónde había dejado mi calzón de lata. Ahora entiendo por qué se miraba tanto los músculos de los brazos; su interés era otro.
Preferí quedarme con Daniel -que estaba ofuscadísimo- a esperar a que la chica saliera mientras nos tomábamos una birra frente al local. Desde adentro se sentía la mirada pervertida del pibe de seguridad que ni siquiera respondió al saludo de Maia al salir, absorto en fantasías ocultas.
Una pena que no hayan dejado terminar de cubrir a la banda a Dani -creo que era VITICUS-, pero valió la pena el ahorro porque no da tomarse una lata de birra por siete pesos sólo porque tenés un par de pantallas de plasma en la barra.
Así y todo, no levanté una chica pero ya sé que si quiero conseguirme un chongo, tengo al musculoso de la puerta de La Trastienda que seguro me está esperando.
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