RESEÑAS
Tres hombres

Aunque estemos en el tercer mundo, son pocos los grupos clásicos que estando activos no nos han visitado todavía, siendo Rush y ZZ Top, tal vez, dos de las figuritas difíciles. Pero un día, más de 40 años después de su formación, ZZ Top se decidió a pisar tierras sudacas. Todo un acontecimiento, ya que es bastante raro que la banda salga seguido de gira fuera de los Estados Unidos. Y toda una apuesta traer a esta banda. Siempre se supo que son caros y sinceramente, ¿quién apostaba que podrían llenar un Luna Park? ¿Alguno vez vieron a alguien por la calle con una remera del grupo? Pero ante todos los pronósticos, el Luna se llenó. Edad promedio: 43 años. Mujeres: 317, aproximadamente; el 90% acompañando al novio, obviamente.
Se apagan las luces y los tres dinosaurios del rock salen caminando como si estuvieran en su casa. Uno, dos, tres y “Got me under pressure” para empezar. Si te olvidaste los anteojos en casa, lo siento por vos. Te perdiste el mejor look en la historia del rock. Desde lejos, hasta se podría decir que eran dos barbas tocando la guitarra y el bajo. Cuenta la leyenda que no tienen mandíbulas bajo ese tupido bello facial. También que Gillete les ofreció un millón de dólares para que se las sacaran para un comercial. Obviamente esto nunca pasó.
Miércoles, al otro día se trabajaba, edad promedio 40 años. El agite nunca existió. Pero está bien. Porque tampoco los texanos son una banda muy tribunera que digamos. De hecho toda la primera hora del show estuvo dedicada a su costado más blusero, ese de los primeros años, el de “Waitin’ for the Bus”, el de “I’m Bad, I’m Nationwilde”. Y el show cumple con las clásicas armas de la banda: los trajes, las guitarras, el humor, los bailes, alguna chica pulposa. Y si bien lo vienen haciendo hace 35 años, y lo sabemos de memoria, resulta divertido, y es lo que se quiere ver. No se concibe ir a ver a ZZ Top y que no aparezcan las guitarras de peluche. No.
Promediando la lista hay homenaje a Jimmy Hendrix con “Hey Joe”. Cuenta la leyenda que fue el mismo Billy Gibbons el que le enseñó a Hendrix a tocar con slide. A partir de ahí el show entró en un terreno más hitero, con los caballitos de batalla del disco “Eliminator” a la cabeza. Dicha placa supo vender diez millones de copias. Así pasan “Gimme all you lovin’”, “Sharp Dressed Man” y “Legs” para repasar otras épocas también hiteras. Todos con sus respectivos videos, esos que los hicieron famosos y donde tenían las barbas todavía bien coloridas, con el clásico Ford rojo, con las infaltable modelitos, etc.
Para el final dejan tres himnos del rock: “Viva Las Vegas”, canción que supieron hacer desde Elvis hasta los Dead Kennedys; una extensa “La Grange” -un obligado a la hora de empezar a tocar la guitarra-, y “Tush”, como diría David Coverdale de Whitesnake, la mejor canción de dos minutos del rock.
Tres hombres que no tiene mayor objetivo en la vida que tocar blues, beber tequila y visitar su amado Estados Unidos hasta que caigan muertos. Por suerte, antes que eso pase, agarraron un mapamundi, vieron tierras lejanas al sur y dijeron “allá vamos”.
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