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Trabajo sucio

All Time Low se ha convertido casi de forma indiscutida en uno de los referentes del estilo pop punk que alguna vez lideraron bandas como Blink 182 o Green Day. No por casualidad su nombre proviene de la letra del tema “Head on Collision”, de New Found Glory. Y es que en definitiva All Time Low, más allá de su despliegue punk rockero, se ha posicionado como la nueva figurita popular para adolescentes que en sus letras retrata los conflictos y problemáticas que despierta el crecimiento, y de esta forma se constituyó para muchos en el nuevo estandarte de la rebeldía.
Esta vez, con la escusa de presentación en América del Sur de “Dirty Work”, su cuatro trabajo lanzado en 2011, pasaron por Buenos Aires y dejaron una estela de suspiros femeninos, aullidos interminables y poco de rock. La avenida Rivadavia a la altura del barrio de Flores desde la tarde prematura fue testigo del amontonamiento de jovencitas y unos pocos masculinos, que en la mayoría de los casos no superaban los 18 años, con el simple objetivo de ver ingresar al teatro al cuarteto de Baltimore con la ilusión de conseguir un autógrafo, una foto, un beso o simplemente una mirada cómplice.
Ya dentro del teatro, luego de oleadas inquietantes de cánticos, cerca de las 21 subieron a las tablas Alexander Gaskarth en voz y guitarra, Jack Barakat en guitarra, Zachary Merrick en el bajo y Rian Dawson en batería. Sin muchas vueltas arrancaron con una breve intro y enseguida “Time Bomb”, para luego pegarle “Forget about it” y “Damned if I do ya, Damned If I Don’t”, canción que forma parte de “Nothing personal”; melodías que con mucha potencia contagian energía positiva.
Sonaban “Coffeeshop Soundtrack” y “I feel like Dancin”, y los primeros corpiños comenzaban a volar desde el público al escenario. De colores, con brillitos, a lunares, negros o con dibujos; Jack se encargó personalmente de recogerlos y de repente su micrófono se fue atiborrando de ropa interior femenina, fenómeno que continuaría aumentando con el correr del show y el enardecimiento de las fanáticas locales.
El repertorio continuó con “Heroes” y “Stella”. Más allá del estilo de las canciones, que en muchos casos puede llegar a condicionar la potencia de un espectáculo, en este caso el entusiasmo y la actitud de estos chicos, alegre y despreocupada, logró mantener sin altibajos el show. Los chistes en inglés, comentarios indecentes y gestos políticamente incorrectos eran festejados frenéticamente.
“Lost in Stereo”, canción del anteúltimo álbum, fue uno de las más celebrados por sus pasajes bolicheros y su llamado al baile descontrolado que nadie tardó en atender. Posteriormente la figura solitaria del cantante con su guitarra en medio de la penumbra introducía el momento de las baladas. “La próxima es mi canción favorita”, explicó Alex mientras comenzaba a escucharse la melodía melancólica de “Remembering Sunday”. Y para no romper la atmósfera que se abría llegó la tan esperada “Therapy”, que no formaba parte de la lista, pero decidieron incluir por la incesante petición de la audiencia.
Para el cierre eligieron “Weightless” (que al mejor estilo Peter Pan desentierra el deseo de la juventud eterna) y “Dear Maria (Count Me In)”, al tiempo que Jack se zambullía en medio de un arsenal femenino que aprovechó esos mágicos segundos para desnudarse y tironearlo sin culpas. Antes de retirarse agradecieron y regalaron al público todo elemento posible de arrojar y en medio del furor desaparecieron. Sin embargo, unos instantes más tarde salieron a firmar autógrafos y sacarse fotos con unos pocos avispados que habían permanecido al interior del local.
All Time Low representa hoy en día el producto perfecto: un sonido envidiable y temas que se venden solos por su alto contenido en coros y estribillos pegadizos, y la imagen comercial de cuatro jóvenes despreocupados que ante las contradicciones de su juventud, le cantan a la vida de forma desenfrenada. No obstante, tienden a alejarse de las habituales filas del rock.
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