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Avenged Sevenfold: todos saluden al rey

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La banda californiana volvió a Buenos Aires con más fuerza que nunca, esta vez ante un colmado Luna Park que se arrodilló ante los reyes del metal moderno.

Tuvieron que pasar 3 años para que vuelva la banda heavy que más está dando que hablar en los medios. Avenged Sevenfold no sólo está acumulando convocatoria y premios en todo el mundo sino que también acrecienta calidad frente al escenario, donde por una hora y media arrolla a cientos de almas, las aplastan con los sonidos más siniestros y a la vez, llegan a los corazones en sus partes melancólicas. “A Little Piece of Heaven” es un claro ejemplo: esta descarga final es la pieza de cielo que condensa lo que es la agrupación en sí. No por casualidad la tocaron al finalizar la velada, ya que de seguro fue para recordar a todos quiénes son, y de dónde vienen. Por más disco nuevo que estén presentando.

“Hail to the King” (2013) es el sexto trabajo de estudio de Avenged Sevenfold, su “disco negro” que potenció aún más la popularidad ya alcanzada por “Nightmare” (2011) llevándolos a nuevos niveles. Los encargados de hacer entrar en calor al público en el Luna Park fueron los locales Pork. Quienes ya los conocían sabían de la garra que los caracteriza; quienes no, seguro se sorprendieron al ver que la escena nacional goza de buena salud.

Cerca de las 21 la oscuridad reinante anunció el gran momento y enseguida el clima del Luna se atestó de celulares y gritos ensordecedores de fans ante semejante evento. “Sherpherd of Fire” desencadenó la locura en el campo, que junto a “Doing Time” y el corte de difusión fueron las únicas interpretadas del último álbum en la primera parte del show. El resto del set list se dedicó a recorrer los demás cinco discos de los californianos.

“Critica Acclaim” y “Beast and the Harlot” fueron las primeras joyas. Por ahí comenzaron con un sonido más bajo del esperado; sin embargo la mezcla se apreció perfecta. La agrupación se presentaba de buen humor, tal es así que el frontman, M. Shadows (voces), se dispuso a hablar con el público, incluso a bromear con un globo o “condón”, tal como expresó. Y en varías oportunidades fue interrumpido con el clásico cántico ole ole”.

Casi no hubo mención al fallecido baterista fundador, Jimmy “The Rev” Sullivan, como la hubo el 2011 en Malvinas, pero su espíritu se sintió en “Eternal Rest”, una figurita difícil que alegró a los fanáticos más acérrimos. Esta vez el lugar tras los parches lo ocupó Arin Ilejay sin pifiar en ninguna de las más añejas composiciones de “Waking The Fallen” (2003) y “City of Evil” (2005) como “Unholy Confenssions” y “Seize the Day”.

Luego de la explosión que significó “Nightmare”, toda la euforia desatada fue brevemente compactada por el solo de guitarra de Synyster Gates, quien demostró que no es sólo una cara bonita con una viola distorsionada. Siguieron “Afterlife” y “Almost Easy” del álbum homónimo, y “This Means War” completó la trilogía antes de los bises.

Nadie se fue de su lugar y todos parecían expectantes ante los movimientos del oscuro escenario con la gigante calavera en el fondo. Los anteojos negros de M. Shadows (no se los quitó en ningún momento) se volvieron a hacer presentes para presentar las dos piezas finales, “Unholy Confessions” y “A Little Piece of Heaven”, que todo el Luna festejó como si el recital volviera a empezar de nuevo.

Desafortunadamente para ellos no fue así, pero de todos modos esta clases de conciertos dan por sentado que el vínculo con el país ya es un hecho, ya sea por la vibra que se irradiaba o en el feedback entre banda y audiencia. Por eso ya están habilitados a soñar cómo será la próxima gran vuelta de Avenged Sevenfold.

*Fotos por Guillermo Coluccio

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Redacción ElAcople.com

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