SHOWS
Todo en familia

Dentro de un caudal de bandas que marcaron al metalero de los ’90, Pantera y Sepultura siempre merecieron un cariño especial de parte del público argentino. Y en este revival que se está viviendo, la presencia de los actuales grupos de los ex cantantes, Down (Phil Anselmo) y Soulfly (Max Cavalera) generaba una expectativa sin igual.
Sin embargo, existen varias diferencias entre ambos. Por ejemplo, la corta pero fructífera discografía de Down supera ampliamente a las repetitivas y abundantes ediciones de Soulfly. Parece que los propios líderes notan estos contrastes, por eso durante sus shows Anselmo no incluye ninguna melodía de su legendaria ex agrupación; en cambio en los sets de Cavalera abundan los clásicos de Sepultura.
Quizás por esta situación, el lugar no hervía como en aquella noche del 11 noviembre pasado cuando Down emocionó a todos. Si bien ayer la atención era similar, no alcanzaba ese nivel de locura. Las actuaciones de Num, de sus compatriotas de Skin Culture y de los muchachos de Plan 4 sirvieron para calentar y dejar todo preparado.
Al momento en que Soulfy subió a escena, los fans estaban en un estado de excitación plena, que tomó aún más relieve cuando percibieron el volumen detonador. El arranque con el insulso“Rise of the fallen” no los afectó, así que cuando sonaron las poderosas “Prophecy”y “Back to primitive” poguearon sin filtros.
Después de la emoción del inicio, los presentes comenzaron a notar una persona muy joven detrás de los parches. Pocos lo sabían, y cuando Maxanunció que era su hijo Xyon, muchos se sorprendieron por su gran desempeño; le pega duro y con mucha precisión. Junto a Marc Rizzo en guitarra y Tony Campos en bajo componen una base sólida. Durante el show lo dejaron en claro canción a canción.
Para muchos era su primera vez con Max Cavalera en vivo. Sus rostros expresaban tal entusiasmo, más aún cuando lo escuchaban con su característica voz. Tenían la ilusión de escuchar los himnos de Sepultura, así que cuando Max arremetió con el primer doblete, “Refuse/resist” y “Territory”, enloquecieron. Si bien fueron muy buenas versiones, las interpretaciones no tuvieron la magia de antaño.
La parálisis facial que sufre Cavalera parece no afectarlo para los shows. Y aunque se lo vio con muchísimos kilos de más, pudo desempeñar su función de showman, cantante y guitarrista de manera correcta. Quizás con el transcurso de las melodías se lo comenzó a ver un poco cansado.
De “Enslaved”, octavo disco de estudio a salir en los próximos días, solo se escuchó “Revengeance”, con la presencia en voces de sus otros dos hijos, Igor Jr y Richie. Con posturas de cantantes modernos se los observó sueltos y con mucha seguridad.
Con “Troops of doom”, “Arise” y “Roots bloody roots”, viejos himnos de Sepultura, se vivieron los momentos más salvajes y felices para sus fans. Ellos querían escuchar esas canciones por su cantante original, y Max les dio el gusto.
Por más que Soulfly haya ofrecido un muy buen concierto, la vuelta de Max a Sepultura sucederá en poco tiempo más, especialmente por las ganas del propio músico de regresar y por los momentos intrascendentes tanto de Soulfly como de la versión actual de Sepultura.
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