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Tierra Santa: ya era hora

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El sábado, en Uniclub, uno de los grupos más reconocidos de España volvió a tocar en Argentina después de nueve años. Fueron más de dos horas de show en el que recorrieron canciones de toda su historia.

Tras una larga ausencia, Tierra Santa estaba de nuevo entre nosotros de la mano de su gira “Esencia world tour 2015” con la necesidad de los músicos de reencontrarse con el público latino. En declaraciones exclusivas a nuestro sitio, su voz y guitarra rítmica, Ángel San Juan, se disculpó por estos años y agregó, “que lamentablemente no salen las cosas como uno las planea; siempre se complica o se pospone, pero con paciencia se consigue, ya que el trabajo constante al final da sus frutos”.

Entonces para remediar todo este tiempo, la banda se despachó con un show de más de dos horas, en el que se mostraron sólidos tanto desde lo musical como desde lo humano.  Con la última incorporación en guitarra de Eduardo Zamora, en lugar de Arturo Morras, los españoles basaron su concierto en el disco recopilatorio «Esencia» (2014), que resume su carrera con versiones acústicas y eléctricas. Sobre el mismo, Ángel nos había dicho: “al principio la idea era reunir una serie de canciones especiales y actualizarlas a un sonido más reciente, pero nos pareció que era ofrecer poco solo, por eso decidimos también hacer versiones acústicas”.

El púbico que copó Uniclub estuvo cálido y muy participativo ya sea con voces o con pogos, especialmente al momento de viejas canciones tales los casos de “La sombra de bestia”, “Juana de Arco” y “Pegaso”. No causaron la misma emoción melodías más recientes como “Mi nombre será la leyenda” y “Más allá de la vida”. Quizás sino se hubiera cambiado Groove por Uniclub, el clima festivo no hubiera sido el mismo. Sólo los más fieles se acercaron y disfrutaron de su grupo favorito.

Si bien en los inicios fueron catalogados como los Iron Maiden españoles, con los años la banda fue mutando hacia un hard rock ganchero y sensible. Ese contraste se percibió una y otra vez a lo largo del concierto. En un momento sonaba “David y el gigante” y por otro lado, la rockera “Otelo”, y así. Por supuesto, los presentes estaban más atraídos por las canciones más power y veloces.

Ángel conoció a una familia de sangre que tenía por aquí en Argentina, por eso les dedicó “El amor de mi vida”, una sentida melodía del disco “Sangre de reyes” (2001). Ese fue el único momento donde bajaron un cambio. Por más que haya gustado, todo esperaban por las canciones más clásicas y heavy como «Alas de fuego», «El bastón del diablo», «Legendario» y «La canción del pirata».

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Redacción ElAcople.com

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