RESEÑAS

Tiempo de gitanos

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Yo no se ustedes, muchachos, pero desde hace un tiempo para acá la gente ya no baila. Sí, se dice “Vamos a bailar”. Pero lo único que hace la juventud es ir tomando cerveza de bar en bar. Todo culpa del reggaeton. No me mientan, ninguno sabe bailar eso. Por eso tienen que existir las fiestas “Bubamara”, o que Kusturica  baje a estos pagos para poder celebrar ese gran ritual del baile junto a la No Smoking Orchestra. Ese ritual que se perdió; el de reírse, el de abrazarse a una parva de gordos, transpirados, totalmente desconocidos. El de sacar a bailar a una chica y que esté todo bien, que no se haga la difícil y te saque corriendo. El de hacer el trencito pero no en un carnaval carioca de un casamiento con el tío borracho a la cabeza.

Obviamente la gente es toda linda. Estudiantes de sociales o de filosofía, pero no tan hippies como los que van a ver a Manu Chao o las chicas de la UBA que son fans de La Vela Puerca. Si hasta se lo vio a Boy Olmi agitando como loco por ahí.

La orquesta no es más que eso: una orquesta. Muchos instrumentos, mucha música, mucha actitud. Parece música del futuro. Tiene todo lo que el rock perdió: libido, alegría de masas, gracia, inteligencia, locura. Espontaneidad más que nada. Uno que vive acá ya se acostumbra, pero en muchos de los extranjeros que había se notaba ese estado de sorpresa y exaltación. Si lo piensan bien no tiene mucha lógica. Un grupo de serbios, que son hinchas de Excursionistas, a los que no se les entiende una palabra, tiene saltando 2 horas a un grupo de sudacas. Es ese fenómeno que se da, también, con Die Toten Hosen.

También los sectores están bien divididos. En las plateas están todas las parejas ya mayores, cinéfilas, obviamente. Claro, algunos no sabrán de dónde viene todo esto. Kusturica es un director de cine. Antiguamente él dirigía y escribía las películas y Goran Bregovic componía la música. Un día la relación no dio para más y Emir salió a buscar una banda para componer las bandas de sonido para sus películas y, de paso cañazo, salir de gira. Esa es más o menos la historia. El porqué de tanto furor en este país todavía no se sabe muy bien. Por ahí hay intereses mutuos. Algo que hace que el show cree una cápsula en donde pareciera verse a la mejor banda del mundo con el mejor público del mundo.

Del show en si, ¿qué decir? Es como una sola canción de 2 horas. Que baja y sube. Las canciones gitanas son parecidas; un gran caos, pero de esos divertidos. Y en el escenario es todo un gran circo. Kusturica es, tal vez, el que pasa más desapercibido. El Dr. Nelle es un gran showman; una especie de Freddy Mercury gitano. Se viste con trajes locos, juega con el público, hace subir a las mujeres a bailar. Durante el himno balcánico “Bubamara” se arma un círculo gigante; el Dr. Nelle lo ve y decide bajarse del escenario y cantar en medio del mismo mientras un chico lo sube en hombros.

En algunos momentos, para parar un poco, se entona la canción de La pantera rosa seguida de algún riff rockero como “Shine on you crazy diamond”, de Floyd, y “Smoke on the water”, de Purple. Igual la calma dura poco. Porque sabés que después de eso vienen temas como “Pitbull Terrier”, “Unza Unza time” o “Fuck you MTV”. Es un buen show para bajar unos cuentos kilos, te diría. Porque no hay pogo. No hay esa cosa de “Vamos a matarnos”. Te digo, es el baile. Es mover los pies, las caderas. ¿Se acuerdan cómo era?

Otro que se destaca es el violinista Dejan Sparavalo, casi un Hendrix del violín. Tirando riffs, tocando con los dientes, haciendo un duelo con Kusturica con una especie de arco de 2 metros sostenido por dos muchachas del público. O la guitarra de luces que gira durante “Wanted Man”. En sí, todo un espectáculo que no tiene desperdicio. Es un buen show para ir en una segunda o tercera cita con una chica. Aunque tal vez no del todo. La energía te va a contagiar y la vas a dejar tirada por ahí.

En definitiva, un gran show que, por suerte, sabemos que disfrutamos cada dos o tres años. Aunque la verdad estaría bueno que se vengan para acá y salgan de gira los sábados por los boliches, como cualquier banda de cumbia.

azafatodegira.com

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