ENTREVISTAS

The Draytones: Hora de algo nuevo

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Hablamos con la banda de Gabriel Bocazzi antes de su despedida de los escenarios porteños.

Él hizo realidad el sueño de muchos: tener una banda exitosa en Inglaterra. Así podríamos describir la historia de Gabriel Bocazzi al mando de The Draytones. Pero todo tiene su ciclo y llegó el momento de anunciar su separación. Hablamos con él sobre esta decisión y los 10 años al frente del grupo.

Su último show es el 22 de diciembre en el Roxy. Empezaron a tocar más seguido, sacaron un disco y ahora anuncian la separación. ¿Por qué eligieron justo este momento?

No elegimos el momento, el momento nos eligió a nosotros, jaja! Suena raro pero es así, como todo lo que siempre ocurre en la vida. El disco ya estaba grabado y no íbamos a dejarlo sin lanzar, las canciones son muy buenas, el disco todo es muy bueno y merece ver la luz y ser escuchado por el mundo. Simplemente muchos factores, todos al mismo tiempo, nos hizo ver claramente que ya era momento de dejar The Draytones y comenzar nuevos proyectos y comenzar una nueva etapa.

Al mismo tiempo y de alguna forma, “See what you hear” funciona como epitafio. ¿Querían dejar algo final antes de despedirse o salió de casualidad? ¿Ya tenían la idea de terminar la banda antes de sacar el disco?

No, no teníamos contemplado un final cuando lo comenzamos a grabar, ni durante, ni cuando lo lanzamos. Fue muy reciente la decisión.

Cuándo miras para atrás, ¿qué te queda de los años con The Draytones? Tener una banda en Inglaterra debe ser el sueño de muchos. ¿Cómo fueron los primeros momentos para llegar a eso?

Wow… me queda toda mi vida, llegué a Londres siendo un joven y me vuelvo después de 13 años siendo un hombre que vivió una experiencia de vida muy enriquecedora.
Los primeros años fueron muy duros. Mi primer trabajo fue el de limpiar habitaciones en un Hotel en Kensington. Es extraño decir que tengo gratos recuerdos de esa etapa, crecí mucho comenzando desde el último eslabón de la clase trabajadora. Hacía un trabajo duro pero al mismo tiempo tocaba en una banda y eso te mantiene el espíritu arriba y las esperanzas bien altas.

¿Con qué te encontraste siendo un extranjero queriendo mostrar tu arte allá? ¿Cómo describirías la forma de trabajo en Inglaterra?

Es lo más fantástico de una ciudad tan cosmopolita como Londres… no me sentí muy extranjero, todo lo contrario, desde el primer día me sentí muy afín a la sociedad. Vienen de todas partes del mundo a mostrar su arte en Londres. Es lo más normal del mundo y lo único que podés encontrar es aceptación si sos bueno en lo que hacés sin importar de dónde vengas. Es una caja de pandora, hay mucha oferta de todo, es prácticamente imposible quedarse quieto en esta ciudad.
El trabajo en Londres es muy eficiente, con mucha estructura y mucho foco en el bienestar y seguridad de la gente.

¿Cómo fueron las primeras giras? ¿Encontraron una escena que ayuda a que las bandas trabajen?

La primera gira fue a Escocia… en pleno enero. Mi primera experiencia fue de mucho frío. Se me congelaron las púas, me tocí los pulmones, y me dormí todo lo que no había dormido los últimos 4 años. Ese año hicimos 100 conciertos por todo el Reino Unido. A los meses ya éramos una banda completamente distinta, nos convertimos en profesionales.
La escena de bandas en esa primera gira era muy talentosa; muchísimas que tenían prensa y comenzaban una carrera con un gran empuje y soporte de algún sello discográfico independiente. Esto era una inspiración muy grande, nos sentíamos parte de algo interesante que se estaba gestando musicalmente, aunque todas las bandas tenían su estilo completamente distinto.

Quieras o no, siendo una banda argentino-inglesa, eso se tomó como una declaración política y de unificación. ¿Querían que fuera así? ¿Hubo alguien que haya tomado esto de forma despectiva o de querer usarlos políticamente?

Sabíamos cuando pusimos las dos banderas en el bombo de la batería que estábamos mandando un mensaje claro y directo de paz, de confraternidad, de respeto a la humanidad. Eso lo teníamos bien claro: más que una declaración política es un mensaje de amor. Las banderas no representan políticas, representan culturas, idiosincrasias.
Nadie jamás en los 10 años de The Draytones mostró siquiera una incomodidad al respecto, y si lo han tenido, lo habrán sabido disimular muy bien.
Jamás nos han querido manipular políticamente o usar en beneficio para un propósito político. Creo que todo el mundo entendió claro de qué se trataba. Y los necios y agitadores, que siempre los hay, habrán callado de la vergüenza.

Más allá de todo, algo importante que lograron fue tocar en las Islas Malvinas. ¿Qué recordas de esa experiencia?

Ese es un cuento largo, que por suerte quedó documentado en filmación, esperemos que en algún momento alguna cinematográfica se digne con mucha paciencia a compaginar y contar la historia que no puedo resumir aquí.
Recuerdo muchas cosas, hay muchas anécdotas, pero lo que me quedó bien grabado en mi ser es que no fui el mismo cuando volví de las Islas Malvinas. Crecí y mucho.

Ahora que The Draytones no va a seguir más, ¿Qué sigue para vos?

Sigue otra banda, que formaré aquí en Argentina. Hay muchos temas que quedaron en el tintero y merecen salir a la luz. No puedo evitarlo, el músico es como un jugador compulsivo con sus apuestas.

¿Qué tienen pensado para el show del Roxy?

¡La fiesta total! ¡Van a bailar hasta que se les gasten las suelas!

¿Qué es The Draytones para vos?

Todo. Pero necesito un nuevo todo.

 

*The Draytones se presenta el martess 22 de diciembre en The Roxy Live, Niceto Vega y Fitz Roy, C.A.B.A

 

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