RESEÑAS
Superlógico

Desde el viernes a la noche, Tandil se fue llenando de gente. Para ese entonces los puestos de chori ya estaban ubicados, la venta de remeras había comenzado y el hielo ya era uno de los bienes más preciados. El sábado el desfile continuó desde temprano; en combis, colectivos, autos y a dedo la procesión fue materializándose.
De los cuatro puntos cardinales, 80 mil personas se dirigieron a una ciudad donde viven otras 80 mil. Una ciudad al servicio de visitantes golondrinas dispuestos a consumir y a activar indirectamente la economía del lugar. Todo por una cabeza pelada.
A las 22.05 las luces se apagaron, Indio se hizo presente en el escenario y un mar de gente comenzó a saltar al unísono con “Todos a los botes”, canción que abre su último disco, “El perfume de la tempestad”.
Una gran escenografía incluía un constante e impresionante juego de luces, junto a tres pantallas (dos laterales y una central) que rodeaban al escenario y disparaban imágenes directas al cerebro. Un sonido muy a la altura de las circunstancias. Como sucede últimamente, casi la mitad de los temas fueron de la época redonda. Así pasaron los rocanroles “Ñam fri fruli fali fru”, “Vamos las bandas” y “Nadie es perfecto”.
Intercalando con temas de su última placa como “Torito es muerto”, la conmovedora “Ceremonia durante la tormenta” y la excelente “Vino Mariani”, sonarían también otros clásicos como “Un ángel para tu soledad”, “Superlogico” y “Nueva Roma”. Antes, “Vuelo a Sídney” y “Pabellón Séptimo” (de sus primeros dos discos solistas) también formarían parte del show.
Luego de la oscura “La murga de la virgencita”,Indio vociferaría desde el escenario:“Cuiden a las pibitas de los barrios”. Ya en Junín había expresado esa misma idea agregando que “la prostitución es una elección de los adultos”.
De bengalas, ni hablar. En Junín fueron escasas las que se quisieron encender y ante la silbatina del resto del público fueron apagadas. Esta vez, dos “tres tiros” fueron toda la pirotecnia. Antes del inicio del show, las pantallas laterales expresaban el mensaje de “No al uso de bengalas”.
“¿Vieron que había que quedarse?”, disparó sonriente antes de “To beef or not to beef”, llegando al último tramo del recital. “Juguetes perdidos”, “Queso Ruso”, “Flight 956” y “ji ji ji” marcarían el final luego de dos horas y media de show y 26 temas.
Palabras de agradecimiento de Indio a la ciudad de Tandil y fin del espectáculo con el aviso de que entre septiembre y diciembre del año que viene volverá a presentarse. Claro, tiene que cuidar su gola.
Caminatas por acá, por allá, gente perdida en su afán de encontrar su micro y miles de anécdotas más formarían parte del capítulo “Vuelta a casa”. Pero esa siempre es otra historia para ser contada en el preludio del próximo recital, que ya sabemos, falta un poco.
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