RESEÑAS

Sumergidos en la oscuridad

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Después de su excelente debut, el viernes 20 de junio de 2008 en El Teatro, la banda sueca volvía a tocar en el país con la excusa de mostrar las canciones pertenecientes a su noveno disco de estudio, “We are the void”.

La productora 4G había decidido organizar el nuevo concierto en el mismo lugar, sin embargo, la apuesta no funcionó por lo que trasladaron la fecha a un lugar más pequeño, el The Roxy Live Bar. Quizás tantos shows internacionales los perjudicó.

Ya dentro del lugar, notamos que el cambio resultó fantástico ya que el recinto estaba prácticamente lleno y con el calor ideal para un concierto. Por suerte, la frialdad que caracteriza al Roxy Live no se haría presente en ningún momento.

La velada comenzó con las actuaciones de cuatro bandas locales: Divine Intervention, In Element, Killing Season y Diva Satánica, de Rosario. A su manera aportaron lo suyo. Además el público las escuchó con atención y estuvo muy respetuoso con cada uno de ellas.

Con los espectadores ansiosos y expectantes por el inicio, los Dark Tranquillity se hicieron desear un poco más.  Tuvieron que esperar hasta las 21.30 cuando se corrió el telón, aunque éste no sería el comienzo definitivo ya que el asistente encargado de encender el proyector no lo había hecho.

Con las cosas en su lugar empezaron a sonar los primeros acordes de “At the point of ignition”, y todo continuó con el ingreso de los músicos:Anders Jivarp (batería),  Martin Brändström (teclados y secuencias),  Niklas Sundin  (guitarra)Martin Henriksson (guitarra), Daniel Antonsson (bajo) y Mikael Stanne (voz).

De movida se los escuchó ajustadísimos y súper profesionales, aunque el volumen estuvo por debajo de lo ideal para un concierto de metal. Probablemente a los fans les faltó reacción y pasión debido a este merma sonora. Tal es así que antes de la tercera melodía, “Focus shift”, el público reclamó por un audio más alto. El pulgar arriba de su cantante Stanne solucionó este inconveniente.

A partir de allí, todo fue una fiesta. Si bien el show tuvo algunos altibajos, el promedio general fue muy positivo pues la banda ejecutaba las melodías con energía y, a su vez, los fans se entregaban por completo. Esta química quedaba en evidencia cuando tocaban melodías como “Misery’s crown” o “Shadow in our blood”.

Stanne se emocionaba cuando la gente coreaba cada uno de los punteos de las canciones o cuando cantaban en apoyo al grupo. Sus sonrisas, gestos y palabras denotaban su alegría. Para mantener ese contacto, se arrojó en cinco ocasiones al mosh, lo que generó un feeling mayor. El resto de los músicos no era tan expresivo, aunque la emoción corría por dentro.

Tal como venía sucediendo durante la gira norteamericana, el set estuvo centrado en sus dos últimas producciones, “Fiction” (2007) y el reciente “We are void”. Esto no implicó que no hayan repasado viejas glorias de la banda como Final resistance” o “Punish my heaven”.

Todas las composiciones iban acompañadas de secuencias que tenían relación con la historia del tema. Estas imágenes eran ejecutadas vía midi desde la batería. Funcionó muy bien, salvo en una ocasión que se quedó sin señal. Entre una y otra canción aparecía el logo de la banda o la tapa del álbum a la cual pertenecía la siguiente melodía.

Después de un pequeño break regresaron para interpretar las últimas tres. La primera en cuestión, “ThereIn”, no sólo provocó el canto a capela de todos sino que mostró el costado más atmosférico y sensible de la banda. Se despidieron con “The grandest accusation” y “Terminus (where death is most alive)”.

Dark Tranquillity, siendo uno de los grupos creadores del sonido de Gotemburgo, nunca contó con la popularidad ni con el reconocimiento de In Flames o At The Gates. Quizás por las falta de matices o por la casi ausencia de estribillos gancheros no tuvo la repercusión esperada. Sin emb

Redacción ElAcople.com

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