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Stryper: benditos pecados
La banda de metal cristiano dio misa otra vez en el Teatro Vorterix, pero en esta ocasión fue un show atravesado por una particularidad: Michael Sweet no podía cantar y se hizo cargo del micrófono el guitarrista Oz Fox.
Una velada muy particular se llevó a cabo en la nueva visita de Stryper. Eran las 21 pasadas y todo parecía habitual en la espera, hasta que Mario Ian -que se había presentado de soporte y finalizado su show hace minutos- volvió al escenario, solo, y con un mensaje de los asistentes de la banda principal. Básicamente, anunció que sería un concierto atípico porque su cantante líder, Michael Sweet, sufría problemas vocales y por eso no podría cantar en la mayoría de los temas, limitándose a hacer coros. La labor, entonces, quedaría en manos (bah, en la garganta) del guitarrista Oz Fox, que debió cantar las referencias bíblicas de los traces, y de la audiencia también, ya que lo acompañó con más fuerza que la de siempre.
La cuestión es que podría haber resultado un recital desafortunado, más para quienes pagaron por escuchar la voz aguda y celestial de Sweet pero, viendo el lado positivo, dejó varias perlitas únicas e inolvidables que nunca más de darán. De todos modos, hay que decir que el frontman no se vio impedido de dejar todo en el escenario; se lo vio muy entregado a una labor de guitar hero formidable, arengando, posando y moviéndose sin preocuparse de llegar pronto al micrófono.
Por su parte, Oz Fox se mostró sobresaliente ocupándose de su nuevo cargo. No desentonó ni en los temas de “No More Hell to Pay” (2013), disco que venían a presentar, y ni en los de “To Hell With the Devil” (1986), una de sus placas más emblemáticas de los 80´. De ese, justamente, hicieron “Free” y “More Than a Man”, un mix que hizo delirar a las masas, pegada a “Calling to You”. Antes habían sonado “Loud `n Clear” y “The Rock thar Makes Me Roll” con bastante biblias y púas lanzadas en el camino.
Luego de un gran cover de Kiss, “Shout it Out Loud”, llegarían las perlas antes mencionadas: Mario Ian por tercera vez se subió al escenario, se lo notaba emocionado, y junto a Stryper realizó “Breaking the Law”, himno de Judas Priest. No sería el único invitado porque, más adelante, subió la cantante de la primera agrupación telonera; Gabriela Sepulveda, de los legendarios Boanerges, banda de power metal cristiano, con la que entonaron “Soldier under Command”.
Michael rompió ciertas reglas y tomó completamente el micrófono para la balada “Honestly”, que no exigía tanto sacrificio vocal como sus demás piezas de hard rock. A todo esto, Fox mantuvo puesta una camiseta de la selección sin tapar sus numerosos crucifijos, y el percusionista Robert Sweet la rompió en su set de batería, literalmente, partida por la mitad.
“To Hell To The Devil” marcó el final después de una hora y media de dedicación pura a llevar adelante el show lo mejor posible. Y lo lograron. Stryper venía de una serie de conciertos llevados con normalidad por Brasil, uno tras otro. Por eso no suena raro lo sucedido; evidentemente, la exigencia tuvo su costo para el cantante. Contradiciendo al nombre de su disco, aún deben tener más infierno por pagar.
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