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Steve Vai: la guitarra de la luz

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Steve Vai volvió a Buenos Aires luego de seis años para el cierre de su extensa gira “The story of light tour 2013”, el jueves y viernes en el Teatro Gran Rex . El Acople presenció la primera función, donde ofreció una actuación brillante con el histrionismo y el virtuosismo que lo caracteriza. 

Cuando nos visitan artistas de trayectoria y tan influyentes, poco importa su presente compositivo actual. Los fanáticos van a disfrutar de su talento y a escuchar esas melodías que lo llevaron a ese lugar de privilegio y admiración. Con Steve Vai, en cierto modo, pasó esto. Sus dos últimos dos discos, “Real illusions: reflections” (2005) y “The story of light” (2012), generaron opiniones diversas tanto en la prensa como en sus seguidores.

Sin embargo, cuando se informó que el talentoso guitarrista neoyorquino retornaba al país tras seis años de ausencia todos sus fanáticos querían estar allí, a tal punto que se sumó una nueva fecha a la anunciada.

De pie

El joven y talentoso guitarrista chaqueño Marcelo Dellamea entretuvo a los presentes con su variado repertorio musical. De la mano de su segundo trabajo, “Dos más uno” (2012), se escucharon ritmos diversos como milonga, tango, funk y hasta choro brasileño (una música popular e instrumental brasileña con más de 130 años de existencia).

Luego era el turno del genial Steve Vai, en su ya sexta visita (1995, 1997, 2000, 2004 -con el G3– y 2007, las anteriores). Para esta nueva gira estaría acompañado por Philip Bynoe en bajo, Jeremy Colson en batería y Dave Weiner en guitarra.

Cuando el maestro tomó el escenario a las 21.50 con la rockera “Racing the world”, la banda que lo acompaña se mostró poderosa y con extrema precisión, siempre apoyados por un audio soberbio, tanto en potencia como en definición. Siguieron con otra buena canción de “The story of light”, “Velorum”, con Vai dando rienda suelta a su imaginación.

Steve saludó y comentó con tristeza que estaban finalizando la gira que comenzó en agosto del año pasado y con la que habían realizado más de 200 conciertos. Luego, con la clásica y sentida “Tender surrender” llegó la primera gran ovación del público.

Con el disco de 2012, el guitarrista recuperó el interés del mundillo de la música luego de cierta decepción con “Real illusions: reflections” (2005), un disco denso y difícil de digerir. Si bien el nuevo es un álbum conceptual que mantiene esa línea, tiene más frescura. Por ejemplo, durante el show quedó en evidencia con “Gravity storm” o “Weeping china doll”.

El guitarrista rítmico Dave Weiner tomó el mando del escenario con su acústica y con una canción de ritmo country de su autoría, “The trillium’s launch”, demostró todo su potencial, con un Vai que lo elogió vigorosamente.

Uno de los grandes trabajos de su carrera fue, sin dudas, “Passion and warfare” (1990), por eso cuando se despachó con el dueto “Answers” y “The animal”, el teatro entró en estado de ebullición. Parte de su histrionismo quedó expuesto acá cuando empezó a zapar con el batero y luego con el bajista. Pero la ovación máxima llegó inmediatamente después con la hermosa “Whispering a prayer”, una melodía que compuso en nuestro país en una de sus tantas visitas.

También hubo espacio para un set acústico, en el que también mostró su voz afinada y correcta, como en «Rescue me or bury me». Luego, junto a Jeremy se disfrutó un momento de improvisación increíble. Tras ello el baterista quedó a solas con el público para demostrar todo su potencial técnico y de entrega.

El momento excéntrico  llegó cuando salió vestido lleno de leds en similtud con la tapa de «Ultra Zone» (1999) para interpretar ese mismo tema y “Frank”. Para la inédita «Build me a song» hizo subir a cuatro personas del público que simulen con sus bocas el sonido de la guitarra, el bajo y la batería. Tras casi tres horas de show se despidió con «Fire garden Suite IV – Taurus bulba».

Con 53 años y una historia maravillosa, Steve Vai es uno de los grandes guitarristas de todos los tiempos por su virtuosismo y sensibilidad. Durante cada nueva visita realimenta el amor con el público argentino, que lo idolatra. Ya lo esperan nuevamente, aunque todos desean que el regreso sea inmediato (¡seis años otra vez no!).

*Fotos por Fernando Fernández

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Redacción ElAcople.com

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