RESEÑAS
Sonidos juveniles

Desde que se hicieron conocidos allá por el año 2003 gracias a su éxito ”Ocean avenue” (del disco homónimo), han recorrido casi todo el mundo con una muy buena repercusión. Sin embargo, cuando me enteré que venían por primera vez a la Argentina y que su único show lo iban a realizar en el Luna Park, me llamó mucho la atención. Sabía que muchos adolescentes gustaban de esta banda, pero me parecía casi imposible que llenaran este lugar. Esa era mi incógnita a la hora de partir para el show, además de observar qué podía ofrecer esta agrupación ‘teen’ en directo.
Alcanzando la madurez
”Veo que vinieron con ganas de divertirse un rato”, fueron las primeras palabras del vocalista de CUENTOS BORGEANOS, ABRIL SOSA (parece ser que dejó de tocar la viola), apenas pisaron el escenario pasadas las 20:30hs. En poco más de media hora hicieron un rápido repaso de su historia. Sonaron, en una primera parte, ”Alimentando”, ”Cuentos imborrables” y ”Andorondack” (con pasos a lo JULIO BOCA y todo).
Sin guitarra en mano, ABRIL se dedicó a bailar de un lado al otro, además de arengar al público constantemente. Por ejemplo, durante la canción ”Tu voz”, bajó hacia las vallas para cantar cara a cara con sus fans (había unos cuantos seguidores). Sonaron súper ajustados y potentes; sin embargo, la falta de público en un lugar tan grande, no ayudó demasiado (tanta adrenalina se perdía en el medio de tanto espacio). Tendrían que haber realizado el concierto en un lugar más pequeño.
El momento más participativo de la gente fue con la pegadiza ”Mírame”, en donde cantaron a capella una parte del estribillo. Luego de agradecerles a todos, se despidieron con ”Fantasmas de lo nuevo” (intercalaron una parte de ”En los sueños”, de CATUPECU MACHU). Estos cuatro años y medio de banda que llevan les está dando una seguridad en el escenario que antes no se les percibía, aunque siempre habían ofrecido buenos espectáculos.
Explosión
Una manada de adolescentes ardientes esperaba con ansiedad el comienzo del show. La gran mayoría de los chicos, que giraba entre los 14 y los 18 años, gritaba ante cada movimiento que se producía en las tablas. Todo ello ocurriría hasta que a las 21:30hs se apagarían las luces del Luna. El grito de ”YELLOWCARD…” por parte de la masa se hacía sentir, mientras una introducción media futurista empezaría a sonar. Cuando ésta estaba llegando a su fin, los cinco músicos aparecieron en escena. En ese instante, el estadio entró en ebullición.
”Way away” y ”October nights” (la única canción que sonó de ”One for the kids” -su primer CD de 2001-) dieron el puntapié inicial. El sonido de la agrupación estaba correcto, pese a que veces se saturaba el audio de la voz de RYAN KEY (también toca la guitarra rítmica) y del violín de SEAN MACKIN (y voces). Éste se mandó una pirueta increíble (no la volvió a repetir). Luego saludaron a sus fans y comentaron que estaban felices por debutar aquí (se les notaba). Su batero LONGINEU PARSONS tuvo su momento en ”Sure thing falling” (la gente mostró un gran aprecio por él).
YELLOWCARD tiene la particularidad de contar con un violinista desde sus comienzos, lo cual le da un toque de originalidad a su propuesta. También les juega en contra, ya que en varias composiciones el violín queda muy forzado, sobre todo cuando la banda se dirige hacia un hardcore melódico. Veremos como resolverán en un futuro esta situación (si lo eliminarán o le darán una vuelta de tuerca). Más adelante, KEY organizó una ronda, previa a la melodía ”Life of a salesman”. El campo del Luna se abrió, para que los niños bailaran bruscamente.
Será la próxima
Era una utopía que la excelente escenografía que se puede visualizar durante el clip ”Lights and sounds” (una pantalla lumínica al estilo U2), llegase a nuestro país (aunque no se si la habían utilizado en algún concierto del mundo). Y por supuesto que era sólo una esperanza. Los YELLOWCARD solo vinieron con una bandera negra con el logotipo en blanco y con la característica señal de la banda en blanco y amarillo. Durante el set hubo instantes más rabiosos, como con ”Twenty three”, ó más melosos, como con ”City of devils”).
Tras el exitazo de ”Ocean avenue”, la banda se tomó tres años en la realización de su álbum ”Lights and sounds”. Siempre les es difícil a las bandas componer algo nuevo, y más después de haber logrado tanta repercusión (la gran mayoría fracasa ante ese intento). Sobre YELLOWCARD se verá en el futuro si fue un fracaso o no. Por lo menos buscaron -o intentaron a lo sumo- un crecimiento musical. En las letras también aspiraron a ello. ”Martin sheen or JFK“ y ”Only one” siguieron con la lista.
Como dijimos en la introducción de la nota, nos parecía casi imposible que esta agrupación llenase el Luna Park. Y una vez que ingresamos al lugar confirmamos nuestra suposición. Las populares de por sí estaba inhabilitadas, el superpullman estaba a un 30% y el campo estaba a alrededor de un 70%. Continuaron con ”Down on my head” (gran comunicación entre banda y público), ”Holly wood died” (MACKIN se destacó con su violín) y el nuevo corte ”Rough landing, holly” (reacción esperada ante un tema radial).
A sus pies
KEY le pidió a la gente que utilizara toda su energía para la melodía ”Inside out”, y estos, como era de esperar, les respondieron con mucha actitud. Es más, los chicos estaban entregados ante cada pedido de los músicos. La agrupación se bajó momentáneamente de las tablas tras hacer sonar ”Breathing” y ”Ocean avenue”/i> (ya se imaginarán cómo el público se exteriorizo). Mientras la banda descansaba, la gente se dedicaba a apoyar al grupo con diferentes cánticos. ”YELLOWCARD… ó ”Olé, olé, olé, YELLOW…, fueron las más escuchadas.
Estos regresaron tres minutos después para despacharse con las últimas tres melodías de la noche. En primer lugar pasó la agitada ”Believe”, luego la sentimental ”Waiting game” (una canción interesante) y cerraron con su éxito actual ”Lights and sounds”. Esta última provocó que los fans comenzarán a cantar a capella la primera parte del tema y que se exaltaran como con ninguna otra. Tras una hora y cuarto de show, los norteamericanos dejaron el escenario y saludaron a todos a los niños, regalándoles algunos souvenir.
La gran camada de bandas de punk-pop adolescente, tales como SUM 41, SIMPLE PLAN, GOOD CHARLOTTE ó los propios YELLOWCARD, han logrado triunfar con una etiqueta que no es la indicada. Es decir, han sido catalogadas por parte de la prensa como grupos punks, cosa que no es cierta. Por ahí, si no los hubieran denominado de esa forma, la gente en general lo observaría de otra manera. Digamos que las ventas de discos fueron excelentes, pero el respeto y el prestigio que todas las agrupaciones quieren conseguir, aún no les ha llegado. Difícilmente puedan lograrlo si continúan en esta línea.
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