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Solo una muestra

La banda más exitosa en la historia de la música pesada argentina está pasando por un momento de reconocimiento y de festejo. En 2010 se dedicaron a regrabar su álbum más vendido, “Magos, espadas y rosas”, en conmemoración por los 20 años y en 2011 a girar con dicha presentación. En este 2012 están celebrando los 25 años de carrera, que a fin de año tendrá un cierre especial. Y este show en el Teatro Vorterix sería como un anticipo de esa fiesta.
A nueve meses
Después de tocar en Haedo, Temperley, Tigre y Mar del Plata, Rata Blanca se rencontraba con sus fans porteños tras el show del 25 noviembre de 2011 en el Estadio Obras, por eso la altísima expectativa que terminó con el cartel de entradas agotadas.
Para calmar la ansiedad, la banda salió a escena 15 minutos antes de lo previsto (20:45), provocando que muchos se perdieran el inicio de la función. Luego de una pequeña intro aparecieron a puro hard rock con “Diario de una sombra”, de “El Reino Olvidado”, con un sonido que se fue acomodando con el transcurso de la canción.
Siguiendo con mismo estilo y disco, “Endorfina” generó en los asistentes una euforia aún mayor, con un Walter Giardino encendido desde el comienzo. Continuando en dicha línea sonaron dos composiciones de “El camino del fuego”que hacía mucho no interpretaban: “Lluvia púrpura” y “Sinfonía fantástica”.
Las melodías hard rock tomaron mayor protagonismo desde su regreso en 2000, dejando de lado la faceta neo clásica de sus inicios. De más esta decir que son todas de una reconocida calidad, aunque sus seguidores se sienten más a gusto con los ritmos metaleros.
A Giardino siempre se lo achacó por ejecutar acordes sin un sentimiento puro. Sin embargo, durante su trayectoria demostró que es una acusación falsa y sin una razón convincente. A lo largo del show, sentidos acordes en canciones como “Aún estas en mis sueños”, “La otra cara de la moneda” y “Cuando la luz oscurece” mostraron su real compromiso.
Rencuentro épico
“Pasaron muchos cosas en estos 25 años. Músicos que pasaron, algunos dejando buenos recuerdos, otros no tanto”, comentó Giardino en la previa al momento mágico de la velada. Gustavo Rowek, Sergio Berdichevsky y Saúl Blanch, tres ex músicos que marcaron durante su estadía, aparecieron en escena para recordar dos clásicos del debut de 1988, “Rata Blanca”.
Con los primeros acordes de “Solo para amarte”, el teatro se vino abajo. El público desbordaba de energía sin poder creer lo que estaba observando. Con el himno “Chico callejero”, la revolución de hormonas fue aún mayor.
Las vueltas de Rowek y Berdichevsky tras 14 años provocaron muchos recuerdos, a tal punto que a Walter se lo vio tocado por lo vivido. Blanch, con su buena performance, también hizo emocionar a los presentes por su voz característica y singular.
Después de un instante tan particular era difícil retomar la estructura prevista del show. Sin embargo, un power adictivo como “El círculo del fuego” o un hard rock poderoso de la talla de “Agord, la bruja” simplificaron las cosas.
“Las críticas nos pasaron por arriba y no nos importó nada, además las canciones si gustan no se pueden frenar”, aclaró Adrián Barilari sobre lo que generó en su momento su tema más difundido, “Mujer amante”. La respuesta de los espectadores fue la habitual.
Barilari, además de mantener su voz impecable, dejó traslucir a cada paso su felicidad y su relación cordial y amigable con Giardino. Esto le da más soltura y espontaneidad en escena, por eso ya no se escuchan mensajes o arengas forzadas.
Para que Rata Blanca suene brillante y a la altura de cu
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