OPINIÓN

¿Sólo te pido que se vuelvan a juntar?

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Seguramente, en lo que a música refiere, el 2007 será recordado como el año de las resurrecciones.

Entre otras bandas, volvieron a tocar LED ZEPPELIN, THE POLICE, GENESIS, SMASHING PUMPINKS, THE VERVE, RAGE AGAINST THE MACHINE, NO DOUBT y HÉROES DEL SILENCIO. Hasta THE SPICE GIRLS volvieron.
Argentina siguió la tendencia y, por ejemplo, aportó a SODA STEREO, LOS GATOS, LOS FABULOSOS CADILLACS, FLEMA y SUMO.

Algunos se reencontraron para hacer uno o varios recitales, como LED ZEPPELIN y SODA STEREO, y otros regresaron, con discos, recitales y todo el paquete, como SMASHING PUMPINKS y THE VERVE.

Hay que decir que sobre la mayoría de los que se reencontraron se hicieron correr rumores acerca de un regreso por completo. En algunos casos, esas versiones fueron alentadas por declaraciones de los propios grupos, como es el caso de los citados SODA STEREO y LED ZEPPELIN.

En lo que a mí respecta, tuve la oportunidad de vivir el reencuentro de SUMO, que tuvo lugar el 12 de abril, en la primera jornada del Quilmes Rock.

Y, para empezar, hago una aclaración necesaria: me equivoqué al referirme a este suceso como el reencuentro de SUMO, al igual que se confundieron la mayoría de los medios de comunicación que titularon al evento de ese modo.

Lo que sucedió ese día fue que parte de DIVIDIDOS ―RICARDO MOLLO Y DIEGO ARNEDO― y parte de LAS PELOTAS ―GERMÁN DAFFUNCHIO Y ALEJANDRO SOKOL―, más SUPERMAN TROGLIO Y ROBERTO PETTINATO, se juntaron e hicieron tres canciones de SUMO, la banda de la que eran parte y que murió cuando falleció su líder y cantante, LUCA PRODAN.

De hecho, los protagonistas mismos del hecho jamás se refirieron al mismo como el reencuentro de SUMO. Pero, claro, la noticia vende más si se la titula de esa manera. Y es precisamente esto, la venta, lo que no me gusta del fenómeno de las resurrecciones y me hace mirarlo con desconfianza, no permitiéndome entregarme a él con inocencia y alegría. Y lo digo parándome como público que soy.

Alguno dirá que la mía es una postura romántica; no obstante, no ignoro que el techo y la comida se pagan con dinero y los músicos, obviamente, están en todo su derecho de hacer lo que quieran por él. Sin embargo, creo que este derecho no implica que uno, como público, pueda ver con recelo que una banda que se separó vuelva para hacer una serie de conciertos que le reparen millones de dólares y masajes al ego y listo, sin importar que no estén haciendo lo que les dicta el corazón sino sus afanes de lucro, ya que este hecho implica, precisamente, la venta también de algo que no existe más que es el grupo en cuestión.

Un arquetipo de concierto de alguna de las bandas que resucitaron a mí se me presenta como un grupo de músicos ejecutando piezas ensayadas y nada más. Digamos que cumpliendo con un trabajo, con un contrato, con un plan. No creo que ahí haya pasión, corazón, compromiso con el deseo genuino de un artista. Y eso reclamo, con humildad de espectador, de un artista.

Se me ocurre una ejemplificación de hijo de padres separados, ya que suele compararse a las bandas con un matrimonio: uno siempre quiso que papá y mamá estén juntos, pero un día esa relación se rompe y se la llora mucho. Sin embargo, con el paso del tiempo uno comprende que fue lo mejor, porque ambos hicieron lo que sentían. Si hubiesen seguido juntos, a pesar de no quererlo, estarían fingiendo, mintiendo, tanto a ellos mismos como a nosotros, sus hijos. Por supuesto, para entender esta postura hay que vivir al hecho musical como algo más que la música en sí misma.

Yendo a un caso puntual, fijémonos en lo que ocurre con PATRICIO REY Y SUS REDONDITOS DE RICOTA, que seguramente es la banda por la que más se pide que regrese en Argentina. De hecho, gracias a ellos quedó para la posteridad el “sólo te pido que se vuelvan a juntar”.

No obstante, tanto EL INDIO como SKAY, líderes del grupo, en cada oportunidad que se les da de referirse a una posible reunión ―cosa que sucede cada vez que se los entrevista― dejan en claro que tal cosa está muy lejos de suceder ya que hay algo que no está, que se rompió, y sin eso es imposible siquiera ponerse a hablar de una vuelta al ruedo.

Se entiende que eso que falta es el deseo genuino de que LOS REDONDOS hagan música otra vez, cosa que por supuesto depende exclusivamente de ellos, de su pasión y ganas por hacer el arte que quieran hacer y con quienes lo quieran hacer.

Por otra parte, yendo al caso del reencuentro de LOS FABULOSOS CADILLACS, que se juntaron para hacer un acústico en el programa del bajista FLAVIO CIANCIARULLO en Radio Atómika, vemos que el mismo dejó picantes declaraciones del saxofonista SERGIO ROTMAN que, al referirse al suceso, disparó: “Esto es para la historia del rock: LOS CADILLACS volvieron en una radio de barrio. Esta es la mística del rock: con LOS CADILLACS siempre fue así, nunca planeamos las cosas. ¿Por qué? Porque a diferencia de SODA STEREO, LOS CADILLACS no tienen que comprobar nada”.

Revisando otro caso, también en Argentina, podemos fijarnos en la postura de RICARDO IORIO al respecto de una posible vuelta de HERMÉTICA o V8, bandas fundamentales de la historia del metal del país que él integró y que se separaron, siempre por peleas entre los músicos.

En relación a HERMÉTICA, dijo: “Yo lo recuerdo como una cosa hermosa y muy linda, a la que por propio contrato conmigo mismo no voy a volver a reunir. ¿Nos vamos a juntar porque lo dice un periodista? Sería una traición a mí mismo rearmar V8 o HERMÉTICA”.

Y al respecto de V8, cuando se le preguntó si era cierto que le habían ofrecido $ 300.000 para que acepte el retorno, contestó: “Sí, algo así, pero no me importa. A mí la plata no me interesa”.

Se me ocurre que estas ejemplificaciones traen al asunto los pilares para fundamentar porque miro con desconfianza lo que se armó en el 2007 alrededor del fenómeno de los retornos de tantas bandas.

Si se presta atención, LOS REDONDOS hablan de compromiso con lo que se siente a la hora de hacer música y IORIO agrega respeto al pasado y a los propios valores, que incluyen no hacer las cosas antes que nada por dinero y no traicionarse. ROTMAN, por su parte, habla de compromiso con la mística del rock.

Creo que el reencuentro de músicos en tanto amigos o ex compañeros de grupo que tienen buena onda y ganas de divertirse un rato, como a mi entender fue el caso de DIVIDIDOS y LAS PELOTAS más TROGLIO y PETTINATO y de LOS FABULOSOS CADILLACS, es algo inobjetable por donde sea que se lo mire.

Asimismo, no me resulta lo mismo el reencuentro de una banda por el simple afán de llenarse de plata vendiendo todo lo que se pueda; no sólo entradas sino también reedición de discos, ring tones, gorro, bandera y vincha e incluso eso que en sus corazones ya no existe más, que es el grupo mismo.

Obviamente, no creo que eso esté mal, pero tampoco creo que sea rock. No sé si eso, a esta altura, a alguien le importa. Me parece que nosotros, como público, podemos influir en esta cuestión, yendo o no a los recitales, comprando o no las reediciones de discos, plantándonos o no ante cualquier cosa que se nos quiera vender que sea más bien un negocio antes que un hecho artístico y pasional, como es el rock.

Redacción ElAcople.com

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