RESEÑAS

Solito vas

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Ingresamos los muchachos escalón por escalón bajando, y entonces las once de la noche son. Me llama tantísimo la atención de que esto suceda así… ¿Que digo? Que el reloj da las once porque nosotros ingresamos bajando escalón by escalón, y no es al revés, y eso lo se. Misterioso al menos. Hay gentes y pelados y también chicas con sabor a limón que toman cerveza por la boca y se sientan en sillitas.

SOKOL ALEJANDRO nariz de boxeador tiene un brazo mas bien torcidito, pero hoy no lo muestra ni un poco, pues trabaja un look de mangas largas con negro, que es el color. Un amigo paga con plata la primera de las muchas, siendo las once pasadas, casi doce. La paga y entonces se hacen las casi.

Wish you were here, con SOKOL y guitarra, es la canción primera. Somos solo dos almas perdidas nadando en una pecera.
Yo quisiera no tener que emocionarme, pero la voz de ALEJANDRO se aproxima a mis orejas como un rumor lejano. Dice más de lo que está diciendo. Desde lejos viene a traerme recuerdos. Esto solo puede suceder porque es una canción hermosa que alguien, alguna vez, escribió.

Sigue sola la guitarra tocando a SOKOL, canta dos o tres más y se cierne en la claridad de su planeta solitario, directo hacia la blanda introspección. Nos deja un poco más de PINK FLOYD y se va.

Ya estamos rozando el techo. Podríamos zambullirnos en los escotes que desde aquí arriba se observan, pero no nos aprovechamos de nuestro mucho poder. Mientras, un trío ha ganado el escenario. Un riff es lo primero que se escucha. Parece que es PATERIMON. Suenan a más personas pero desde aquí arriba yo solo veo a tres. Tres que tocan Que pase todo, con batería potenciada a tracción humana, perfeccionista, y cuerdas de bajo, agudo repiqueteo.

El ambiente en general es opresivo o denso, con humo; lo que se ve está fuera de foco y tiende a la gamas opacas. De cuando en cuando, unos doscientos brillos de colores luminosos lastiman las retinas. Todo se sostiene por la música en tonos menores de PATERIMON. Guitarra de JORGE, que filtrada por ecos y frecuencias que suben y bajan, es una presencia hi-fi incorpórea y sonidera.

Tres canciones: Adiós, Ta Te Ti, Sacacorchos. En ese orden es un buen efecto. Uno de la muchachada que me acompaña, el más taura, blande un cuchillo enorme delante de mi rostro. Otro me pregunta de dónde salen esos ruidos. Es PATERIMON, le contesto, viene de allí, desde ese escenario. Son esas tres personas. Se queda tranquilo.

La banda invita al boxeador a unos últimos rounds. Si tocan SUMO, yo me muero acá mismo, dice él. Yo me pongo a llorar, contesta ella. Que se muera y que llore entonces, porque SOKOL le está pasando los acordes a la banda y yo ya le saqué la ficha antes de que comiencen. En segundos se va poner a cantar así: I´m breaking… breaking… breaking away from you.

Claro, esto suele suceder, las cosas suceden. Podrían haber sido otras cien canciones, pero SOKOL elige Abejas del repertorio de LAS PELOTAS. Abrázame que tengo frío. Me pongo a cantar un poco, junto a él.

Todo es poder primario sobre el final. El poeta italiano que no muere anda por acá, me pareció verlo. Llevaba un papel en la mano. Era la letra de una canción nueva. Yo se que su amigo lo vio y le charló en sueños y ahora le regala El ojo blindado y Nextweek. Luego, PATERIMON solito se aguanta la bronca y descarga dos más, de alto voltaje, otra vez como trío. Sigue la fiesta y Regalitos.

Me voy de aquí, subiendo y subiendo, con PATERIMON en mi cabeza. Me adentro en la noche. Ahora el reloj es el que manda, y voy detrás de su tic-tac. Pienso en un poeta italiano que una vez y para siempre consiguió burlar las agujas y esquivar el tiempo. En eso pienso. Finalmente, la noche se adentra en mí.

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