RESEÑAS

Siempre en Cosquín

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Las cinco jornadas de aquel esperado y mega anunciado (y también flojísimo) festival que prometía ser un nuevo Woodstock imposible, pasaron. Con cuatro días de diferencia arrancó una nueva fiesta de esas que el mismo rock, y nosotros, merecemos.

Menos pretenciosa, la grilla que se extendería por sólo dos días, también prometió ser grande. Pero con una (mínima) diferencia: terminada la primera fecha, esta vez puedo decir sin dudar que lo prometido, se cumplió.

Cosquín volvió a vestirse de Rock

La ciudad cordobesa esperaba expectante la llegada de miles de viajeros con ganas de rock. Apenas pasado el mediodía del viernes, Cosquín ya olía a festival. Cientos de pechos mostraban preferencias y amores: mucho BERSUIT, mucho CALAMARO, mucho CALLEJEROS, y muchísimo PIER y LA VELA PUERCA competían por el premio en el campeonato de remeras durante el primer día.

Casi llegando a las tres de la tarde, 250 CENTAVOS inauguraba el “Siempre Rock” en el extremo izquierdo del gran escenario que se dividía en tres: el principal -enorme en el centro- y dos bastante más chicos a cada uno de sus lados. De ahí en más, intercalándose entre derecho e izquierdo, fueron pasando las bandas mientras las más de 12 mil personas que habría a la hora de cierre iban llegando al predio.

El segundo grupo en sonar fue VOLADOR G, seguido por VIA VARELA, RESISTENCIA SUBURBANA, NATIVO y EXPULSADOS, en ese orden.

Todavía con poco público presente y el sol casi sofocante, se destacó RESISTENCIA, que logró los primeros bailes, y por qué no, agites de la tarde en la Plaza, ya sin las viejas butacas, sobre un planísimo cemento y con nuevas gradas del mismo material rodeándola.

“RESISTENCIA los espera adonde quiera que sea”, repitió un par de veces LUIS ALFA, mientras compartía cervezas con el público más cercano: de arriba del escenario hacia abajo, y de ahí, hacia arriba, entre temas y arengas también recíprocas.

Primer silencio… y el huracán

“El silencio anuncia el ruido de la calma que antecede al huracán…”. Así, como bien describe un tema de LOS DECADENTES, a las 17:30 se produjo el primer silencio entre quienes terminaban a la derecha y quienes arrancaban a la izquierda del escenario principal, que hasta el momento permanecía mudo.

Y el huracán empezó a vislumbrarse de a poco. El escenario mayor fue estrenado por A.N.I.M.A.L., que comenzó con su potente “Combativo”, y sobresalió con temas como “El nuevo camino del hombre” y “Esperando el final”.

“Vamo’, vamo’, vamo’ vandaló…”, coreaba un numeroso grupo de rocanroleros rosarinos que habían llegado a alentar a sus conciudadanos, LOS VANDALOS.

Y ahora sí. Puntualmente a las 19, se desataba toda esa euforia “huracanezca” de la que hablaba, que, salvo momentos (por no decir, alguna que otra banda intermedia), no dio respiro hasta el final de la noche.

LOS AUTENTICOS DECADENTES descosieron las tablas, expresión que se volvió literal cuando el telón se negaba a abrirse al comienzo, pero que quedó simpático en el show que arrancaba con los primeros acordes de “Sigue tu camino” a cortinas cerradas.

Los ahora trece integrantes de la decadencia, enfundados en coloridas túnicas, no dejaron de derrochar hits, uno tras otro. Durante la hora y diez que pisaron el escenario hicieron bailar hasta la más lejana de las gradas con clásicos como “La marca de la gorra”, “Los piratas”, “Diosa”, “El gran Señor”, “Vení Raquel” o “(Loco) tu forma de ser”, por sólo nombrar algunos.

Y volvieron a reafirmarse en nuevos hits, tales como “Pendeviejo”, “La prima lejana”, “Un osito de peluche de Taiwán” y el cover de ATTAQUE “Beatle” (pausa y “plegaria por las ondas positivas” intermedia); además de romperla con una larguísima pero excelente versión de “Gente que no”.

A las 20:05 arrancaba el set de una de las mejores bandas (sino la mejor) a la hora de versionar canciones. MASSACRE, con el carismático WALLAS paseando su infaltable panza por el escenario, se despachó con una contundente versión de ”Estallando desde el océano”, de SUMO, más algunas composiciones propias como ”Plan B, Anhelo de satisfacción”, “Seguro es por mi culpa” y ”Querida Eugenia”, entre otras.

Otra vez en el centro de atención, los uruguayos de LA VELA PUERCA recorrieron un repertorio, mejorable quizás, en la intensidad del sonido. Inaugurando las dos pantallas gigantes, y con una increíble luna como testigo (que se dibujaba –finísima- como una letra C en el cielo) los charrúas demostraron una vez más que tienen bien ganado el lugar que supieron conseguir a fuerza de buenas letras y pegadizas melodías.

Una hora más tarde, PIER dijo presente ante muchos seguidores coreando un show prolijamente correcto. No mucho más.

Los roedores se comieron la noche

A las 22:30, las pantallas mostraban la llegada de un divo del rock and roll. JUANSE y sus RATONES PARANOICOS fueron uno de los picos más altos de la jornada. “El Rock del pedazo”, “Sucia estrella” y “Ya morí” dieron comienzo a una puesta caliente y digna de ser vivida por las casi 12 mil almas presentes.

Siguieron “Ruta 66”, “Para siempre” (la versión para “el Diego”), “Juana de Arco” (con un JUANSE corriendo de punta a punta y escalando parlantes al mejor estilo AXL ROSE), “Es para mí” y, entre algunos temazos más, se agitaban banderas al son de los infaltables “Rock del gato” y “Cowboy”, para terminar bien arriba con “Sigue girando”.

Pasada la hora y media “ratonera”, DANCING MOOD hizo lo suyo en menos tiempo pero no por eso menos respetado por quienes los escuchaban.

Y para cerrar, cuarenta minutos pasada la medianoche (también bastante puntuales, aunque fueron quienes más se hicieron esperar para salir a escena) arrancaban los BERSUIT VERGARABAT. El PELADO tuvo que lidiar con problemas de afonía, que no opacaron el buen show al que acostumbra a brindar la banda.

Con sus típicos y, para mi gusto, evitables comentarios, CORDERA cerraba la primera noche de Cosquín. Sonaron “Porno Star”, “Va por Chapultepec”, ”A los tambores”, “Tuyú”, “Yo tomo”, “Un pacto”, la infaltable “Mi caramelo”, “Murguita del sur”, “La vida boba” y “La soledad”, entre bastantes más temas que se extendieron durante más de dos horas.

La movida del viernes (ya asomando el sábado con más promesas de buena música) terminaba homenajeando de la mano -una vez más- del líder bersuitero “a los doscientos pibes, familiares y amigos que murieron”. Sonaba “El viento trae una copla”.

Y el viento la trajo nomás. La primera fecha se fue. Plaza nueva. Grilla bien armada. Impecable sonido. Excelente organización. Y un público más que satisfecho de rock. Ya lo dije al principio: el Festival “Siempre Rock” en Cosquín 2005 prometía, y por ahora, dejó bien claro que cumple.

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