RESEÑAS
Santos Aires

Con la puntualidad a la que deberíamos estar ya acostumbrados, a las 20.30 horas abrió la noche MARIANELA. Una media hora de pop argento para que la gente vaya eligiendo su ubicación preferida en el predio del hermoso barrio de San Telmo.
Entre tanto, la cosa iba más o menos así:
Vendedores ambulantes de gaseosa, de cerveza y hasta de fernet; puestos de panchos, panes rellenos, copos de nieve y garrapiñadas; palitos de luz, a pila. Hombres de chaleco naranja. ¿Payasos? ¿Malabaristas? ¡Ah no! ¡Claro! Policías, ingenua de mí.
Ahí viene FLAVIO y su Proyecto, a ver qué pasa.
Llamá a tu viejo, llamá a tu vieja
Público variado si los hay, tan típico de estos eventos. Aire libre, vacaciones (para algunos) y entrada libre y gratuita casi no se pueden negar. Padres y madres con y sin hijos, abuelos y abuelas, rastas, jipis, punks, travestis. De todo un poco y de un poco, todo.
Arranca el ex FABULOSO y sorprende con 45 minutos de un buen sonar y una lista bien a lo “una que sepamos todos”. Entre los más festejados sonaron modernamente reversionados “Quinto Centenario”, “Revolution Rock” y el clásico de clásicos: “Mal Bicho”.
Como todo está fríamente calculado, a las 22 horas se vuelve a cerrar ese telón imaginario y el último show de la noche se vuelve inminente.
“En un ratito empieza KARAMELO, vamos para adelante que quiero bailar”, me dice una amiga y claro, cómo decirle que no.
Esta noche hay fiestita en el barrio
El Lezama ya está repleto y listo para dejarse llevar por la mixtura de ritmos y sonidos que reparten siempre los KARAMELO SANTO.
Con fondo instrumental de “La kulebra del amor”, salen los 8 KS, enchufados, alegres, enérgicos.
“Agüita del Challao” es la elegida para arrancar. Le sigue todo un recorrido por sus 6 discos, del primero al último; suenan temas como “Negro”, “El ritmo indecente” y “El baile oficial”.
La cosa seguía, porque el toque de queda aun no había llegado. Pero antes, solidaridad y apoyo a los trabajadores del Casino flotante de Puerto Madero en su lucha, que lleva ya demasiadas semanas sin nada de resolución y mucho de violencia.
Más que acertado, “Soy Cuyano” parecía cantar las palabras justas: “Más dinero para educación/menos dinero para represión/más dinero para educación/los Santos repudiamos la represión”.
“Papá Noah”, “Vivo en una isla”, “Fruta amarga”, “Tomate un vino” y “Mamina” se festejan una atrás de otra.
Si, todo estaba muy lindo. Menos una cosa: el sonido propuesto por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires era desmedidamente controlado. Quizás, ya que se organizan recitales con bandas de rock, bien podrían brindarles el sonido que se merecen, ellos y su público. Quizás también me puse muy meticulosa.
Para ir cerrando la velada, porque se acercan las 12 de la noche y la gente arriba tiene que empezar a desconcentrar, los SANTOS se despachan con los ajenos “Should I Stay or Should I Go”, “No tan distintos” y “What a Wonderful World”.
Show redondito. Para bailar, para cantar, para divertirse pero para no dejar de reflexionar. “Cultura para respirar”… Sí, claro. Pero no puedo dejar de preguntarme una cosa: ¿para cuándo “salud, trabajo, educación, derechos y dignidad para vivir”?
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