RESEÑAS
Salir a aplanar

Otro año más que se va sin material nuevo para la banda de Mollo y Arnedo, pero falta muy poco para que termine la espera. En la previa del show se mostró un documental con una especie de making off de lo que será el nuevo disco de Divididos. Sin embargo, la gente se encontraba dispersa, más preocupada por el comienzo de la noche que por las entrevistas y algunas tomas de las grabaciones que se mostraban en sendas pantallas.
El telón se abrió para dar pie al inicio con “Salir a asustar”, y a diferencia del Pepsi Music, esta vez el volumen estuvo a la altura de las circunstancias y como debe sonar un show de rock: fuerte. En un comienzo demoledor se sucedieron “El 38”, la furia punk de “Cuadros colgados” y “Casi estatua”.
Minutos después se dieron el lujo de desempolvar “La mosca porteña”, del injustamente olvidado “40 dibujos ahí en el piso”. Quedará la trivia para los más fanáticos que gozan de asistencia perfecta: ¿Cuánto hacía que no tocaban temas de su disco debut? Por suerte esa racha se rompió y el tema brilló como una joya entre los clásicos de siempre.
En el habitual set en donde bajan un cambio se destacaron el reggae brumoso y anticolonialista de “Cristófolo Cacarnú”, y “Sisters”. Y cuando el récord de Axl Rose con “Chinese democracy” comenzaba a temblar, Mollo sentenció: “Les juro que el disco sale en marzo”, y ante las sonrisas de los presentes, arremetieron con “Muerto a laburar”. Con posibles guiños a Luca desde la lírica, la versión que irá al disco pareciera ser algo subida de tempo de lo que veníamos escuchando (recordemos que este tema se estrenó en marzo de 2008).
Por más shows que hayamos presenciado de La Aplanadora, Mollo sigue sorprendiendo y emocionando desde las seis cuerdas. Hace literalmente lo que quiere con ellas y se convierte en el guitar hero (de la vida real, no el del juego) del rock de acá. Basta comprobarlo con escuchar “Voodoo chile” y ver a Ricardo sacando notas con sus dientes en un impresionante solo que deriva en una zapada blusera.
Divididos no desaprovechó la oportunidad para mandarle la mejor onda a Roberto Sánchez haciendo sonar la versión rocker de “Tengo”, incluida en aquel tributo a Sandro registrado sobre finales del milenio. Siguieron pasando los clásicos, los inoxidables de siempre, esos que están en el diccionario del pogo: “Paisano de hurlingham”, “Rasputín” (con ese final a puro “Hey Jude”), “Ala delta” y la ovación a Arnedo, y para terminar la velada, “Paraguay”.
Inmejorable forma de cerrar el año para cada uno de los presentes. Noche de redención, de salvación, de descarga. Noche para sacarse la mufa de todo el año. Noche para brindar junto a La Aplanadora. Porque acá, por estas tierras, más rock que Divididos no se consigue.
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