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Romance intacto

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Epica ofreció un grandioso show el martes en el Teatro Flores en la presentación de su disco “Requiem for the indifferent. El idilio con el público local continúa en ascenso.

 

En pocos años, la banda holandesa se tornó un clásico en nuestro país ya que en solo siete años estaban por pisar suelo argentino por quinta vez, tercera consecutiva en el Teatro de Flores (2008 y 2010, anteriores); esta vez con la excusa de mostrar su quinto disco “Requiem for the indifferent”, publicado en 2012. Como ya es una costumbre, sus fans se acercarían nuevamente para disfrutar del poder y la sensibilidad de los liderados por Mark Jansen (guitarra y voces guturales).

Lo de siempre

La única agrupación invitada fue Cinnamun Beloved, formado por ex integrantes de Jeriko y Ariadna Project, que presentaron su disco The Weird Moment”. La banda sonó de manera correcta y se llevó una buena aceptación de los presentes.

Era el turno de Epica, y el comienzo no fue el más alentador: desde lo técnico se notaba una ausencia de violas, y desde lo escénico los músicos dejaban entrever cierto cansancio. Las iniciales “Monopoly on truth” y “Sensorium” sufrieron las consecuencias. Melodías de su porte merecían mayor lucimiento.

Pero para el bien de los fanáticos la situación comenzaría a tomar otro color desde la cuarta canción, “Unleashed”. Esta bella composición contó con una mejora sonora, con instrumentos que ya se apreciaban claramente. A su vez, los músicos empezaron a interactuar más con su gente, mostrando un mayor compromiso.

La mezzo soprano Simone Simons es la atracción principal, no solo por su belleza natural, también por su voz angelical que calza perfectamente en la estructura agresiva del grupo. También se la vio mas suelta, con un perfil más extrovertido, quizás ayudado por el fanatismo de sus seguidores.

Jansen es el compositor de todas esas complejas melodías, por eso el público se rinde tanto a sus pies, por más que en el vivo esté en un segundo plano. Por momentos, Coen Janssen se muestra más en escena, también influenciado por el protagonismo de sus teclados.

Para “Sancta terra”, Simons hizo subir a alguien del público para hacer headbanging junto a la banda. Los asistentes se mostraron envidiosos con el afortunado, especialmente cuando saludó con un beso y un abrazo a la bella cantante. Siguieron con uno de los clásicos, “The phanton agony”, perteneciente a su primer disco de 2003. Aquí todos saltaron al ritmo de la melodía, inclusive ella, pese a las dificultadas obvias por cantar.

Con un clima festivo, Epica dejó el escenario momentáneamente. A la vuelta le pegaron la hermosa balada “Cry for the moon” que sus fans cantaron con mucha emoción. Los coros grabados perjudicaban un poco a lo intimista de la composición. Luego de “Black infinity”, se despidieron con un himno más reciente, “Consign to oblivion”, en el que se resume el sonido de la banda: momentos sinfónicos fusionado por partes extremas, con un dueto de voz entre Mark y Simone.

No es fácil despertar tanto fanatismo en pocos años. Epica lo consiguió a base de grandes trabajos y de directos potentes, apoyados por un género que en los 2000 tuvo una gran exposición. Ahora es el momento de un crecimiento, que en una próxima visita se tendrá que ver reflejada.

* Fotos por Fernando Fernández

Redacción ElAcople.com

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