RESEÑAS

¡Rescatate!

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Ingreso al recinto y una alocadísima concurrencia ya entona el clásico futbolero/recitalero: Ole, ole, ole, ole, Jesús, Jesús. La extraña cita al Flaco de los Cielos me sorprende y me obliga, sin más, a observar a la menuda concurrencia. Me extraña no sentir ese olor dulzón, no observar conductas asociadas a la ingesta de alcohol. Los chicos trabajan peinados con gel, y las chicas son… normales. En el fondo del salón hay mucho adulto cargando camperas y buzos y mochilas y más camperas: son los padres. Pequeños detalles que en definitiva no significan nada. Solo detalles.

La banda arranca con un grunge poderoso, pero casi no se escucha porque la audiencia los tapa de devoción y fanatismo. Le siguen En la calle y Otra oportunidad, que suenan fortísimos, contrastando con la bella canción calamaresca Vuelve a empezar. Creo que algunos coros y otros sonidos están grabados y son disparados por el tecladista. Un conocido se arriesgó a decirme luego que en algunos temas hicieron playback. Yo no podría asegurarlo.

La banda maneja bien muchos estilos. El pelo en la leche, por ejemplo, es un prolijo funk. Quizás este sea un problema: son demasiado prolijos. Suenan pesados, pero les falta rock, suciedad, podredumbre. Que Dios me perdone, pero les falta maldad. Los que hacen rock tienen que ser locos decía LUCA, y yo no quiero sonar anacrónico ni quiero ser prejuicioso. No quiero.

ULISES, el cantante -que parece ser una buena y amable persona- anuncia que van a tocar algunos temas viejos y se calza una acústica. Aquí es donde el recital cae un poco, porque son baladas que recuerdan a la mejor época de BRAVO. Esto solo lo percibo yo, porque la gente los canta a viva voz y aplaude fervorosamente en los finales. Ellos están disfrutando, no se cuestionan nada, aman la música y el mensaje de RESCATE. Yo soy simple un espectador azorado que mira desde afuera y no entiende.

Suena Deja que te toque, un sinuoso y pegadizo ritmo ska, con los vientos al frente, y quiero bailarlo con el resto de la gente. Estoy en eso pero me frenan de golpe. No es una patada ni un cabezazo. Es la letra: Deja que te toque Jesús, no resistas. / Deja que te toque su amor, no desistas.

Trato, en lo que resta del show, de no prestar más atención a las palabras, que sin dudas me alejan de la banda y de la gente, para disfrutar de una música ejecutada con profesionalismo. Suenan ajustados, hay ensayo y ganas, y comparando los temas viejitos con los más nuevos, se nota que la banda ha progresado notablemente.

Ya en la calle, una audiencia exhausta y alegre se disgrega lentamente en grupos, comentando sensaciones. Algunos chicos, apostados frente al kiosco más cercano, calman la sed luego de un salvaje recital de rock. La botella de gaseosa lima-limón (dos litros y cuarto) pasa de mano en mano. El detalle es que, efectivamente, la botella contiene rica gaseosa lima-limón.

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