RESEÑAS

RALY BARRIONUEVO, Folclore y fusión

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“Che, ¿quién toca?“, preguntaban unos adolescentes curiosos en la esquina de Lacroze y Álvarez Thomas. “Ah, mirá… pensé que alguna banda de rock, o algo así…“. Y es que el sábado The Roxy fue testigo de una mezcla de personajes, generaciones y estilos poco común.

Como continuando (o repitiendo) el trabajo que alguna vez comenzó LEÓN GIECO por los años ’70, RALY BARRIONUEVO propone adelgazar la brecha que separa al rock del folclore. Ofrece, entonces, un abanico de ritmos y estilos que, encabezados por zambas y chacareras, se pasean por el rock, el reggae y hasta la bossa nova.

¡Priiimerita!

El recital comienza minutos después de las nueve de la noche.
En medio de una oscuridad plena, se abre el telón y un cilindro de luz ilumina al artista que solo, sentado en un banquito de madera y acompañado únicamente por su guitarra criolla, hace sonar las primeras notas de ”Herida Azul”, una zamba de su último disco.
La ovación por parte del público es notable y la timidez del ovacionado, también.

“Vamos a hacer un par de zambitas tranquilas, para ir entrando en calor”, dice en voz muy bajita. Él es así. Como todo santiagueño emite cada frase con una paz envidiable. Y algún tartamudeo o la vista apuntando a ninguna parte, transparentan las sensaciones de un artista que todavía no se acostumbra a la exposición masiva.

Entonces llega ”Noticias de mi alma”, tema que le da título al nuevo disco, y con el que el escenario toma un tono rojizo mientras la banda entera se suma a la escena. Luego, ”Baguala del desengaño” y ”Sólo tus ojos” son fuertemente coreadas por el público. Más tarde llegaría ”Frías”, canción que RALY dedica al pueblo del mismo nombre, donde nació, en Santiago del Estero hace ya 36 años.

No es sólo bombo legüero

”Circo criollo” y la ”Chacarera del exilio” suenan con fuerza, mientras en algunos huecos florecen alegres zarandeos y zapateos. Entonces, RALY aprovecha para hacer un pequeño giro: una versión bossa de ”Niña luna” que el muchacho oriundo de la tierra de la chacarera canta con extrema dulzura.

Le sigue ”Como danza la esperanza”, un auténtico reggae, de esos que parecen teñir el aire de rojo, amarillo y verde. Tal vez por eso no suene tan descabellada la idea de ver a RALY en una Fiesta Clandestina, el próximo 30 de abril en el mismo teatro. Así, jóvenes y no tanto, se balancean de un lado al otro, y hasta el ambiente parece endulzarse con alguna nube pasajera, que no viene de los pastizales quemados del campo, precisamente.

Recuerda

La segunda mitad es para los clásicos. ”Ey paisano” es una suerte de chacarera mezclada con el estilo recitado de LOU REED, en la que el músico propone: “…no te mueras jamás, haz como Violeta o como el Che”. Los dos nombres desatan aplausos, que se repiten segundos más tarde al nombrar a los asesinados KOSTEKI y SANTILLÁN y a los ”30 mil hermanos que nunca regresan”. Ayudita a la memoria, que nunca viene mal.

¿Quieren rock?

En un momento el juego de luces se vuelve intermitente y RALY se calza la eléctrica. Entonces suena ”Hasta siempre”, el himno al Che Guevara de CARLOS PUEBLA. Abajo del escenario se despliegan banderas y el sólido piso del boliche parece convertirse en arenas movedizas. Mucho pogo y rock and roll.

Vendría después ”Cuarto menguante”, como siempre acompañada por algunos versos de ”Te recuerdo Amanda”, de VICTOR JARA; y Oye Marcos, donde invita al Subcomandante del EZLN a conocer los pagos santiagueños. Otros, como ”Piedra y camino”, del gran ATAHUALPA YUPANQUI, empezaban a despedir una noche a la que el humo que cubría a la Ciudad de Bs As, había podido empañar.

“Gracias…, por dejarme compartir todo esto”

El recital concluía y de la mano de ”Somos nosotros” los músicos saludaban a la masa.
Luego el bis. ”Si acaso vuelves” es finalmente la encargada de cerrar la jornada.

”Más allá de los números, lo importante acá es generar un espacio de encuentro”, declara RALY antes de dejar el escenario.
Y claro que lo generó. En un momento en el que predomina la idea de intolerancia, son éstos los eventos que demuestran todo lo contrario.

Como DIVIDIDOS haciendo canciones de ATAHUALPA YUPANQUI o RICARDO VILCA; como LAS PASTILLAS DEL ABUELO o CIELO RAZZO entre reggaes y chacareras; o como CHARLY GARCÍA cantando algún tanguito, la actualidad musical muestra un público más maduro, capaz de nutrirse de los más diversos estilos y dejar afuera los prejuicios que, en la libertad que debiera significar transitar los caminos del arte, jamás deberían haber existido.

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