RESEÑAS
¿Qué le dijo un sapo a otro?

Con una Buenos Aires que recordaba a la siempre nublada ciudad de Londres, la banda que no para de crecer, RIDDIM, había convocado a su público, sus amigos, familiares y a un puñado de curiosos a pasar a visitarlos a las proximidades del coqueto barrio de la Recoleta, para sentarse en las butacas del bonito local ND ATENEO y disfrutar de una noche cargada de música, buenas energías y mucho pero mucho baile.
Pasadas las doce de la noche del sábado, la banda sale a escena. Arriba de las tablas, tres vientos con tres guitarras juegan picarescamente con las melodías durante todo el show. Teclado, batería y bajo son algo más que una buena base y se destacan por una gran prolijidad.
Un pequeño set de cuerdas abre la primera pieza, que mantiene en suspenso la aparición de la voz cantante.
Pero se ve que PETY tanto no quiere esperar y enseguida toma el micrófono para entonar las primeras estrofas de “Si estás conmigo” y las nuevas “Algo de paz”, “Que no sea tarde” y “Ojos Brillantes”.
Los temas se suceden uno atrás del otro y la fervorosa audiencia no tarda en despegarse de sus asientos, para no volver a sentarse.
Los nueve suenan impecables. Tocan bien, llevan una buena y cálida voz líder (como toda banda actual de este estilo que se precie de tal) y parecen divertirse en todo momento.
Los primeros invitados no tardan en llegar. Como ya es costumbre, GUILLERMO BONETTO y CLAUDIO ILLOBRE, voz y percusión de LOS CAFRES respectivamente, se suman para dar rienda suelta a “Puedo esperarte”.
Seguido a eso, un regalito para los fans de ayer, hoy y siempre: “Un mezcladito de viejos temas”, anuncia PETY y la gente corea con nostalgia cada línea de canciones como “Mr. business”, “Disturbios en la ciudad” y “Déjate llevar”, que datan de principios de este siglo.
La cosa sigue con más reggae y más temas nuevos. Promediando la mitad del show, una enorme pantalla estrena el video del corte de difusión, “Haremos lo correcto”. Aplausos a lo largo y a lo ancho del teatro para la producción de la cinta. Sus protagonistas y responsables festejan con razón la aprobación de la excelente creación.
Unas diez piezas más cerraban la extensa lista. Tiempo para algunos viejos, para los más nuevos y para finalizar reversionando a los BEE GEES con un toque jamaiquino en la baladita “How deep is your love”. Más aplausos y la despedida con “DJ DJ” que invita a los presentes a perderse por la porteña avenida 9 de Julio y patear un poco la gran ciudad.
Dos horas de show y esto es lo que pasa con RIDDIM, una banda que no para de sumar adeptos a sus filas, buenos conciertos a su historial y amplias promesas a su futuro inmediato. Así es la enseña que BOB MARLEY nos legó. Reggae, reggae.
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