Punks de honor

Die Toten Hosen celebró sus 30 años de historia el sábado en un colmado estadio Malvinas Argentinas con C.J. Ramone y Pil de invitados.

El martes fue la fiesta íntima de cumpleaños, como el festejo en casa donde vienen un par de amigos y familiares. La fecha del sábado era como el festejo en el boliche: más gente, más cerveza, más calor. No podría haber otra persona para abrir el show que Pil Trafa. Responsable de esa primera visita, él fue el primer amigo que los Hosen tuvieron en estas tierras. Sin sus Violadores, que se encuentran en un nuevo receso, igual entretuvo al público con nuevas y viejas composiciones de su banda como “Fashion revolución”, “Bajo un sol feliz” o “Mercado Indio”.

C.J. Ramone también representaba un gran simbolismo: los Hosen fueron invitados para el último show de los Ramones en River. Ese concierto donde seguro muchos que están en el estadio los habrán descubierto por primera vez, logrando un flechazo inmediato. C.J. mechó su arsenal ramonero con canciones de su nuevo disco solista “Reconquista” y covers como “Waiting for the man” de la Velvet Underground. También contó con Vom, baterista de los alemanes, para “Sheena es a punk rocker” y “Strenght to endure”.

La hora señalada

Que los Die Toten Hosen tienen una influencia punk y disfrutan los shows íntimos no es sorpresa, pero ni bien abren el set con “Ballast der republik” te das cuenta que son una banda de estadios hasta la última gota de sudor. Campino tiene la habilidad de transformar un lugar colmado con 8000 personas en una especie de ceremonia íntima. Suenan “Liebersspieler” y “Auswärtsspiel” y hasta las plateas se mueven. “Vida Desesperada”, “Bonnie & Clyde” y “Paradies” desatan tal locura que muchos chicos que se encuentran en la popular deciden dar el gran salto hacia el campo, como en las viejas épocas. Incluso esto genera alguna trifulca con la gente de seguridad; personal que sufre aún más cada vez que Campino decide saltar y mandarse a nadar y cantar entre el mar de gente.

Que estén grabando un dvd no hace que los muchachos exageren su performance sobre las tablas; así son siempre, e incluso hoy están más inspirados que lo usual. Gente y banda se prenden fuego mutuamente: en “Steh Auf” el cantante logra hacer sentar al campo repleto para luego estallar en el estribillo. Y todavía no se puede explicar cómo tanta gente canta todas esas canciones en un idioma que no conocen.

La relación de la banda y el país no es puro cuento. Recorridas de sur a norte, incontables visitas, shows gratis y eternos precios accesibles para los chicos; son veinte años de un amor que poca gente ha demostrado. Hace un tiempo un grupo de fans tenían como misión lograr que el Gobierno de la Ciudad proclame a la banda como huésped de honor. Aparece el Ruso Verea para anunciar el tan esperado objetivo: “El punk no ha muerto, ahora es de honor”. Quién lo diría. Entrega de diplomas, Campino le come la boca a la abogada y la banda entrega una versión de “Mi Buenos Aires querido” que si algún habitué de San Juan y Boedo la hubiese escuchado, mandaría a pedir su cabeza. Algo así como Sid Vicious cantando “My Way” de Sinatra.

Pero el intercambio cultural aún seguiría. Obviamente todos esperaban a Pil para la versión de “1,2, ultraviolento”, pero creo que no todos esperaban “Represión”. Grata sorpresa, pero aún hay más. Sale Attaque 77 (sin Ciro, obviamente) para “Donde las águilas se atreven” y cada vez la intensidad subía un escalón. C.J. Ramone no se iba a quedar atrás: “Blitzrieg bop” de los monchos y “Should I stay or should I go” de los Clash para homenajear a los maestros que hicieron que todos estemos acá reunidos.

El fin siempre es con el himno del Liverpool, “You’ll never walk alone”; toda una declaración entre banda y público. La relación es de amor puro, veinte años de visitas históricas. Cada vez superándose, los Hosen tal vez dieron su mejor show en el país. A veinte años el amor es cada vez más fuerte. ¿Quién dice que las relaciones a distancia no funcionan?

* Foto por Cristian Seligmann