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Provócame

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El título del álbum podría haber salido del más irreverente de los personajes de Capusotto; los Arctic Monkeys no se la creen como Pomelo pero juegan de manera fuerte con esa desfachatez estereotipada del rock. En este caso lo hacen desde el propio nombre del disco, el cual es pura impertinencia; tanto que los conservadores norteamericanos pusieron una banda sobre el packaging de los cd’s para esconderlo bien.

Anécdotas aparte, la banda de Sheffield viene demostrando que son más que los mocosos irrespetuosos que tomaron por asalto la escena indie. A base de letras observacionales con fuertes ingredientes de ironía, a las que se les suman guitarras urgentes y una poderosa base de bajo-batería, se han erigido sin dudas como una de la bandas del nuevo milenio.  

El reto que propone el nombre del nuevo material y que es una de sus marcas registradas, no se termina de traducir en el disco. En el primer tema un punteo inquieto desemboca en la bella “She’s thunderstorms”, la cual recuerda la balada Cornerstone”,de su anterior álbum. Tampoco despega en el segundo track, “Black treacle”.

En “Brick by brick” (uno de los adelantos, en la voz del batero Matt Helders) se comienza a ver a los Monos que conocemos. Una letra simplona pero que toma forma acompañada por un espíritu de psicodelia sesentosa, guitarras filosas y acordes marcados en quinta. Se evidencia el sonido vintage del cual hablaba James Ford, quien una vez más se encarga de las consolas en la producción del disco.

Relaciones oscuras, y mujeres misteriosas vuelven a aparecer en sus letras. En “The hellcat splangled shalalala”, uno de los highlights del disco, la pluma de Turner se afila en versos como el que dice: “Her steady hands may well have done the Devil’s pedicure” (sus manos firmes podrían haberle hecho la pedicura al diablo).

“Don’t sit down ‘cause I’ve moved your chair” es el otro adelanto, el verdadero corte de difusión, el cual ya cuenta con su video clip. Riff narcótico, progresivo, un gran solo de guitarra, y la voz de Turner desafiando desde la letra. “Library pictures” es tan corta como verborrágica; apenas dos minutos y medio alcanzan para pegar el sacudón. En “All my own stunts” cuentan con los coros de Josh Homme (Queens of the stone age), a esta altura un amigo de la casa.

El disco cumple, pero no termina de despegar. Intentaron recrear el ambiente de su primer disco grabando en vivo, pero no alcanzan la aceleración, la crudeza del inigualable “What ever people say I am that’s what I’m not”. Tampoco tiene la oscuridad atrayente de “Humbug”. Camina, oscila entre medio de estos polos, y quizás su cantante no se equivoque al definirlo como “un balance entre los primeros tres (discos)”. Como una comida bien hecha pero a la que le faltan sabores, a “Suck it and see” le falta pimienta, le falta condimento.

Redacción ElAcople.com

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