RESEÑAS

Poco paternal

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Como esas cosas del destino, el lugar elegido para el toque fue el Microestadio de Argentinos Juniors, club semillero por excelencia si de fútbol hablamos, lo que coincide con las raíces futboleras de los integrantes del grupo.

Acerca del reducto, parece que de a poco se va enarbolando la bandera del rock allí, y a lo largo de la noche se hicieron distintas referencias del lugar, tanto los asistentes como desde arriba del escenario, incluyendo unas pocas palabras del RUSO VEREA, amigo de la banda, arengando a que se haga fuerte este nuevo espacio, sobre todo para quienes quedan por fuera del circuito de los mega festivales.

Durante la previa, quienes pagaron su entrada popular, decidieron que estaban incómodos allí y empezaron a bajar como Spidermans con flequillo y jeans pintados hacia el campo, ante la atenta y despreocupada mirada de esos sujetos que llevan pecheras de “Seguridad” y “Control”, y con los que habían ocupado el campo, clamando porque dejen bajar a sus compañeros menos afortunados.

Una especie de regalito de navidad bajo el árbol rolinga (armado justamente este día) que quisieron dejar quienes no deberían permitir eso. El riesgo que muchos prefirieron tomar pudo haber causado sucesos que luego se lamentarían. No aprendimos nada.

Veinticinco minutos después de haberse apagado las luces, los quilmeños pisaron el tablado y pegaron directo a las canillas, cual volante tapón rústico, con tres rocanroles pegaditos: “Dame más”, “Sucia mujer” y “You shook me all night long”, de AC/DC (en ese momento, JUNIOR peló boina brianjohnsonesca ad hoc), aunque enseguida bajaron un cambio con el stone sonido Let it bleed de “Cosas viejas”.

Las canciones se fueron sucediendo, cambiando de matices, entrando y saliendo instrumentos (un trío de vientos de saxos altos y trompeta, un acordeón, un armoniquista que hizo su participación en varios temas y FERNANDO PITA de HEROICOS SOBREVIVIENTES, poniendo su guitarra), subiendo y bajando los climas, mientras los pibes que se acercaron de distintos puntos del Gran Buenos Aires, encendieron la llama de sus encendedores y celulares para el himno “Barrio viejo”, apoyado en las teclas de WILLY, uno de los puntos más altos de un show que tuvo algunos altibajos si hablamos del sonido y de lo que pasaba arriba de las tablas. Se notaron ciertos desajustes y plomos corriendo de un lado al otro para que la fiesta se desarrolle lo mejor posible.

Recién a los 40 minutos de largado el concierto, JUNIOR saluda y agradece a su gente con voz y actitud similar a cualquier sketch de Peter Capusotto, para de nuevo arrancar con la máquina fogueada y unos hits entradores como “Chica del 2000”, “Hacelo de nuevo”, “Chica suburbana” y “Volver a casa”.

El otro highlight y momento cumbre de la comunión entre el público y sus ídolos, quedó plasmado en el blues extendido “Varias emociones”, momento en que el frontman, durante el clímax, menciona los barrios expresados en las telas que coparon la parada: Moreno, Lanús, Solano, Caraza, Virreyes, Lugano, Ciudadela, Grand Bourg, Laferrere, entre otros.

Se iba yendo de a poco la noche y agotaron los últimos cartuchos con más consignas pro-under y en contra de la festivalitis desatada por el Personal Fest, y claro, con más temas hiper coreados; el calamaresco “Solo voy”, “Astillas”, “Galopando” y “Más caliente que eso”.

Para el final definitivo, dejaron el tema que cierra su última producción, y que hace referencia al CHE GUEVARA, “Hasta la victoria”, donde se sumaron plomos y gente del Staff 25, para terminar todos juntos con un abrazo colectivo y aplausos al público fiel, que después de dos horas de nenas, alcohol, drogas y barrio (la versión no-rockstar del Sexo, drogas y rock & roll), empaparon de sudor lo que podría ser una nueva catedral para la movida nacional. Desde abajo, la gente pedía más, agitando todo lo que tenían a mano. Así es el rock & roll.

Redacción ElAcople.com

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