RESEÑAS
Pedro, el grande

La historia no fue del todo buena con Peter Frampton. Bueno, depende de qué lado se lo mire. Pero el tipo, con los años, quedó más ligado a las radios FM que al “Guitar Hero” que supuestamente tendría que haber sido.
Al entrar al recinto uno nota que es un show que reúne varias generaciones. Están los roqueros vieja escuela, que lo siguen de la época de Humble Pie, con su uniforme de remeras de Jethro Tull y Rush. Están las señoras que tendrán recuerdos de sus primeros lentos con algunas de sus baladas. Hay músicos. Hay chicos que tal vez lo más cerca que estuvieron de Peter Frampton fue el capítulo de Los Simpson (Hallaballooza). No importa, lo cierto es que el tipo es muy versátil: hace lo que le da la gana y deja contentos a todos. Pero vamos por partes.
Primer acto
Aquí es donde calla a sus detractores acusándolo de hacer rock blando. Tomá: “Four Day a Creep”, “It’s a plane shame” y el hitazo “Show me the way”. Así de entrada. La banda suena perfecta y Frampton está en llamas. Es un tipo que disfruta estar arriba de un escenario. Un tipo que claramente tiene un sentido de la melodía, pero donde más disfruta es en la parte de solos, sean propios o de sus compañeros de banda. Porque aunque todo lleve su nombre, en el fondo él está en una banda. Un tipo que una vez que su fama disminuyó, empezó a hacer mejores discos, más interesantes, perdidos por el gran público. Claro, si andás medio perdido, lo único que te remite a Frampton son un par de temas en Fm Aspen. Pero durante buena parte de los 70’s supo ser la estrella de rock más grande del mundo, además de la cara más bonita del rock. Vamos, que “Frampton Comes Alive” era una fija en todas las casas.
Segundo acto
Esta parte es donde el músico se complace a sí mismo, donde muestra sus gritos de batallas. Un bloque de temas instrumentales. Sí, rock sin voces para un público Fm. Y que se la banquen. Pero no, nadie se aburre con los instrumentales.
Probemos con los temas nuevos. No, son muy buenos. En otra época le hubiese ido mejor. Muy bien, probemos con esto: una versión bien a lo Sabbath de “Black hole Sun”, de Soundgarden. Este Peter… le gusta incomodar a la gente.
Pero no lo logra; solo alimenta su grandeza como músico. Porque es un gran músico, de una gran técnica, muy prolijo. Roquero, pero no tan salvaje; siempre está esa cosa melódica constante. Como en “All I Wanna be”, clásico eterno.
Tercer acto
Que se inicia con un poco más de dulzura, si se puede decir. Porque, digamos la verdad: es probable que mucho de los que estén leyendo esto hayan sido concebidos bajo temas como “Baby I Love Your Way”. Y sí, me parece un tema horripilante, pero a la gente le llega. Y si Frampton sigue girando por el mundo, en parte se lo debe a esa canción. Pero definitivamente no lo representa. Fue uno de esos golpes del destino.
Cuarto acto
Sale todo el genio del hombre. Porque, en todo caso, es un tipo de gustos vintage. Todo el show suena como sacado de una página del manual del rock del 75. Hay sonidos y solos que ya nadie hace. Hay zapadas cuando ya nadie zapa. Y qué bueno cuando los músicos pueden zapar. “Do you feel like we do”, una de las grandes zapadas / temas para estadio. Tiene todo diseñado para una banda de rock: dura 15 minutos, tiene partes rimbombantes, tiene rock.
No, no será el mejor compositor del mundo. Sí, tendrá momentos “mersas”. Pero el tipo entretiene a través de su música. Porque es un gran músico y sabe hacer música entretenida y al mismo tiempo, seria. Todo se resume en la canción final: una intensa versión de “While My Guitar Gently Weeps”, de The Beatles. Un broche decididamente perfecto. Después de dos horas y media, Peter puede estar tranquilo que su objetivo está cumplido.
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