RESEÑAS
Para toda la gente

Había cola en la boletería; algunos estaban presurosos por ingresar al concierto que estaba anunciado para las 9 de la noche del miércoles más frío del año. Recién a las 10 menos cuarto, un muchacho acompañado por su electroacústica entonó un puñado de canciones de poesía surrealista. Se presentó como Niño Joaquín y algunos lo aplaudieron. Otros, indiferentes, siguieron besándose, charlando, posando o todo eso al mismo tiempo. En modo repeat, “In rainbows” de Radiohead fue el soundtrack de la espera y de bienvenida para los que fueron abarrotando de a poco el boliche palermitano. Y en la mitad de un tema (quizás “Weird fishes” o tal vez “All I need”), la sala se oscureció.
El telón corrido dejaba al descubierto unas luces de carnaval y a una de las bandas revelación de la temporada 2008. Onda Vaga transita los días de este año confirmando su buen momento, acompañados por una importante cantidad de seguidores. Durante el show agradecieron a los que “vienen siempre y a los que nos ven primera vez”. Ese recambio se evidenció en la heterogeneidad de la asistencia. Había de todos los palos, de distintas edades, vestidos por diversas marcas de ropa.
Guitarra, cajón peruano, trombón, trompeta y cuatro venezolano (no, no es el lateral derecho de la vinotinto: imaginen una cruza entre una guitarra y un charango) es lo que calzan los cinco vagos. Además, una tuba, un set de percusión y un contrabajo les cubren las espaldas. Con eso y con un notable manejo de todas sus voces, arrancaron con “Me pega fuerte”. Y se armó el baile.
La primera sección del espectáculo contó con “Parque”, “Sequía de amor”, “Ir al baile”, “Cómo que no”, todas de “Fuerte y caliente”, su único disco hasta la fecha. Un recomendable combo súper entrador de rumbas, reggae acústico y folk.
El final de la “Vaguisenial” le dio pie a una serie de temas no editados, los cuales mencionan a un héroe de mar, un LA menor y una bomba. La concurrencia, imposibilitada de seguirlos con su tarareo, bajó en efervescencia y el costado más lúdico del grupo (apoyado en las maracas, un pequeño xilofón y balbuceos) salió a la superficie en clave de cumbia, calipso… puro sabor sudamericano, le graficaron a una chica angloparlante que estaba fascinada por la música. El sentido de las letras, en la próxima lección.
Tras la hipnótica relectura de “Sasha, Sissí y el círculo de baba” de Fito Páez, volvieron a sus hits. “Va al Oeste”, “Gilda” (estas dos, en el álbum, tienen el aporte vocal del rosarino homenajeado), “Mambeado” -junto a Pablo Dacal-, “El experimento” y “Cartagena”, con bailecito incluido.
Se hacía tarde, había que empezar a irse, pero la comunión entre banda y público había llegado al clímax; todo era disfrute. En eso radica el fenómeno de Onda Vaga: en el vínculo que generan. En lugar de enchufarse, los cables que no utilizan los tiran para el otro lado del escenario, hacia adelante, y así es cómo entran en los oídos de quien los escuche por primera vez, aquellos que instantáneamente se hacen adictos a la cadencia de estos tipos: un canto de sirena al que pocos Ulises pueden resistirse.
1 Comentario
Tenés que estar logueado para escribir un comentario Iniciar sesión