RESEÑAS

Normalmente anormal

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A las 21.50 las luces del microestadio se apagaron y los dos Sebastianes (Cebreiro y Teysera), voces y caras visibles de La Vela Puerca, salieron a escena. Antes, los Once tiros, con un set corto y potente, repasaron temas de sus tres discos editados hasta el momento: “Parvadomus” (2002), “Glamour y violencia” (2006) y “Momento extraño” (2008), dejando el ambiente ideal para que sus compatriotas -y plato fuerte de la noche- hagan su último recital del año.

Escobas”, “Doble filo” y “De atar” dieron la bienvenida. Desde el escenario vendría el primer “Buenas noches”, al que le seguiría las gemas “Sanar”, Haciéndose pasar por luz” y “Clones”.

La escenografía estaba compuesta por 8 pantallas verticales que acompañaban desde lo visual a cada una de las canciones. Nada más, nada menos.

La noche siguió con “Frágil”, “Con el destino”, una excelente versión de “Va a escampar” y el clásico “Vuelan palos”, aquella pieza musical que siempre es aprovechada para que todo el estadio entone saltando “Vamos la Vela de mi corazón”.

Adentro sonó fuerte, bien y nítido. Vale la aclaración en tiempos donde los niveles de decibeles son tema recurrente de cientos de opinólogos contemporáneos y espontáneos.

Es un lugar cerrado, cierto, donde no solo hay buen sonido; además se disfruta de una buena visión del escenario desde cualquier ubicación.

“Ahora vamos con una canción vieja”, diría Sebastian Teysera a modo de presentación de la excelente “El cantador”, canción que pertenece al primer demo de la banda y que fue grabado recientemente en “1995-2009 Normalmente anormal”, su primer Dvd.

Letras directas, frases para banderas, poesía que llega al corazón y vientos al frente. Quizás esa mezcla sea la magia de quienes cruzaron el charco (permítanme el cliché) por primera vez hace ya 9 años.

En el repaso no faltaron los viejos clásicos como “Zafar”, “Madre resistencia”, “De tal palo, tal astilla”, Sin palabras” y “Mi semilla”, así como también hubo tiempo para un intermedio de 15 minutos de percusión a cargo de los Chin-Chin y cuatro tumbadoras.

“José Sabía” y “El viejo” darían por finalizado un excelente show de casi dos horas y media.

A casi 15 años de su formación, cuatro discos que fueron creciendo en calidad, un dvd que recorre todo ese camino andado y muy buenas presentaciones en vivo, demuestran lo justificable que es la auspiciosa actualidad de La VelaPuerca, quienes, evidentemente, tuvieron un sueño y decidieron volverlo realidad. Algo normalmente anormal.

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