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Noches pulentas

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Aquellos que hayan tenido alguna experiencia en un Festipulenta, sabrán bien qué se siente en los días previos a una nueva edición de este festival under. Básicamente, es palpitar que se avecina algo grandioso, un evento que no se repite todos los fines de semana del año. Llegado el momento, sólo se trata de acercarse al Zaguán Sur, en pleno barrio porteño de Balvanera, y entregarse a escuchar buenas bandas en vivo; con el incomparable agregado de encontrarse con amigos y vasos desbordantes de cerveza.

En la noche del viernes se largó todo, con The Hojas Secas. Los platenses fueron una de las bandas debutantes en este 13º Festipulenta, con un set realmente muy bueno. Repasaron sus dos discos de estudio, “Ya no importa que dirán en el barrio” (2009) y “Bailaló” (2011), dejando satisfecho al público que de a poco se iba acercando al Zaguán Sur.

Más tarde, llegó el torbellino de El Perrodiablo. Su cantante y frontman, Doma, dejó todo sobre el escenario pese a estar en una pierna y con un bastón en mano para sostenerse. Una vez más, El Perrodiablo nos desmintió en la jeta aquella aseveración que dice que el rocanrol está muerto. Como dice Toti de Jóvenes Pordioseros: “Tanto rock no puede ser verdad”. Pero es.

Pasado el temblor, subió Alejandro Medina en formato acústico junto a Fede Terranova de Fútbol en violín, y luego fue sucedido por los uruguayos de Hablan Por La Espalda. Ambos artistas reincidirían en la jornada siguiente.

Para cerrar la velada, Fútbol. El trío experimental presentó su reciente álbum, “La Gallina”, en la madrugada de un sábado que terminaría siendo glorioso para los riverplatenses. Previo a este suceso, inspectores de la municipalidad de CABA arribaron al lugar, queriendo amagar con un corte abrupto del festi. Por suerte para todos, finalmente todo volvió a la normalidad.

En el día sábado se llevó a cabo la segunda fecha del Festipulenta. Como ya se ha hecho varias veces, vale destacar que además de la música, en el Festipulenta sobresale la feria de libros, discos y comics. En este sector, por ejemplo, te podías llevar “Flema es una mierda”, de Diego Vecino; editado recientemente por Mancha de Aceite.

Riki Riki Tave se encargó de la apertura, con un recital revelador para los que nunca vieron al conjunto en escena. De esta manera, el grupo blusero la descosió con una implacable presentación. Tras su show, el agite se extendió un rato más de la mano de Los Pakidermos. Así es, los correntinos desplegaron su potencia rockera, con una avasallante presencia en el escenario por parte de la banda, y especialmente de su voz alma máter, Rafael Ferraiolo. Excelente concierto, basado en su flamante placa (“Semi-rápido”).

En el súmmum de la velada, al igual que el viernes, pasaron los mencionados orientales de Hablan Por La Espalda. Allí, nuevamente, los botijas desenfundaron su rock candombeado, con alta dosis de hardcore. Cruzaron el charco para traernos lo mejor de su rico repertorio, y lo lograron, en dos días al hilo. Después, siendo penúltimos en tocar, el pogómetro estalló en el Zaguán con el cuelgue ruidoso de Prietto viaja al Cosmos con Mariano. Bien por ellos.

El encargado del cierre fue Alejandro Medina, pero esta vez con su trío: La Medinight Band. De esta forma, el bajista del eterno Manal le dio vida al epílogo festivalero, con la presencia estelar de su mujer Lola en voz. Clásicos no faltaron: “Salgan al sol” + “Tontos” de Billy Bond y La Pesada, y “Vamos a buscar la luz” de Aeroblus, desataron la locura de la gente que bancó de pie hasta el final.

Siendo aproximadamente las 5 AM, la cuestión pasaba por abandonar el Zaguán Sur, llenitos de música. En el taxi de vuelta, le vas contando a un chofer del palo lo bien que la pasaste, mientras éste te retruca que llegó a ver a Manal en vivo. Qué envidia, dirás. Pero él no fue al Festipulenta.

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