RESEÑAS
Noche tras noche, verso tras verso

Banderas colgando desde los balcones, sombrillas agitadas a los pies del escenario, trapos sobre las cabezas de la gente, y como escenografía una mano con una vena verdaderamente tensionada, afirmaban la “Presión” (última producción de la banda de Villa Celina) al inaugurar la noche con “Tres” y “Una nueva noche fría”.
Llega “Armar de nuevo”, seguido de un repaso de “Sed”, su primer disco, del cual tocaron “Sonando”, “El nudo” y “Ojalá se los lleve”, para seguir revolviendo los primeros hilos del embrión con “Puñales”, “No volvieron más” y “Pichones”, los cuales forman parte de su demo “Callejeros”, editado en 1998.
Suena “Callejero de Boedo”, seguido de “Cristal”, donde se remarca el crecimiento de esta banda a nivel musical con la llegada del sonido del violín, entre acordes menores de rencores melancólicos que los refleja en un espejo nuevo.
“No somos nadie” rompe el clima con un rocanrol de aquellas épocas, para unirlo con “Rompiendo espejos”, que deja a la gente transpirando más sed que nunca.
A la gente sólo la ayuda la gente
Sube LOMBRIZ, aquel personaje conocido por sus ropajes como el presentador Shakespereano de la banda -y reidor de Mar de Fondo- para realizar un sorteo para ver a CALLEJEROS el 20 de Marzo en Córdoba, como premio a aquellos que trajeron un alimento o un juguete que serían donados a un hogar. Movida que no vendría nada mal que se incorpore como costumbre.
JUANCHO larga el saxo para presentar “Fantasía y realidad” con el bandoneón en mano, estrella necesaria para lustrar un tanguito, mientras PATO canta cara a cara con los jinetes a sus pies.
“Presión” irrumpe con el clima que deja a las bengalas que galopaban desde el fondo acortando las distancias del largo y angosto Hangar, para refugiarse luego entre las sombrillas y banderas que se amontonan contra el escenario.
El respiro llega con “Jugando”, que deja en la pantalla a JUANCHO de perfil con su saxo mientras flamean las banderas como hipnotizadas por la melodía. EDU levanta los palillos entre luces y bengalas, como dando la señal para brillar con los fantasmas, mientras PATO provoca a su gente gritando: “¿Vamos con la última?”, y relajándolos mientras anticipa el próximo tema diciendo “¿Tienen Sed?”.
“Si tenían sed ahora van a tener más” , dice para deshidratarlos con “Milonga del rocanrol”. El lugar de PATO en la banda se nota mucho más a la hora de la interacción con su público, como si estuviera en el living de casa, entre chistes y amigos, agradeciendo entre cada tema a cada barrio.
Suena “Palo borracho” seguido de “Prohibido”, un tema nuevo presentado en el Cemento que despidió el año, el cual bastó para que las voces del público opaquen la de PATO en el estribillo. Lo mismo ocurrió ante una puntita de “Si me cansé”. Como contra respuesta el cantante se apoderó de una bandera para agitar desde el escenario.
Con una nariz de payaso, el cable del micrófono enroscado al cuello y un pie en el retorno, PATO llama a “Los invisibles”, que se envuelven en sus siluetas ante las bengalas rojas que bailan en el centro.
Se escucha “Imposible”, seguido de “Vicioso, jugador y mujeriego”, donde PATO se detiene para dedicarle unas palabras a los medios que no los tomaron en cuenta hasta que se presentaron en un evento tan masivo como lo fue el Cosquín Rock.
Se acelera el bombo, el pulso, el latido y los cantitos disfrutan de rasguñar el siguiente escalón: “Después de Córdoba vamos a venir a Capital a un lugar más grande, comeremos felices, sonaremos las narices; nos empiezan a quedar chiquitos los lugares, ¡Gracias por llenarlo!”, grita PATO, que termina sumándose al agite de la gente “Se viene Obras la p…”, afirmando la llegada de “Otro viento mejor”.
Cuelgan unos trapos de un lado al otro de los balcones enfrentados, llega una bengala azul que deja reflejada la silueta de PATO sobre su cara proyectada en la pantalla, mientras canta con los brazos abiertos de cara al sol en “Morir”.
El saxo revive la “Ilusión”, en un final eufórico con PATO subido a la bata, entre platillos y luces relámpago, que dejaban a las caras multiplicándose para un nuevo encuentro.
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