RESEÑAS
Noche Camaleónica

A la medianoche, Cemento se queda ciego. Mal presagio. La luz muere para sorpresa y preocupación tanto del público como de los organizadores, encargados, y las bandas mismas. Pequeñas fogatas con diarios iluminaban algún picadito improvisado con un plástico, mientras que el resto esperaba impaciente, corriendo apuestas a ver si la fecha se terminaría suspendiendo, o si estaríamos confinados a esperar que se tuerza la voluntad de EdeSur.
Ni quita, ni pone
Recién una hora mas tarde volvió la electricidad, y con ella, NIKITA NIPONE, la primera de las tres bandas soporte, para brindar su show. Ante un Cemento al 30% de su capacidad, desplegaron un repertorio de temas nuevos y viejos un poco reversionados en una tonalidad más “rock” y menos “Zappa” (dentro de lo posible).
LUCIO DE CARO vomitó letras que por momentos de tan irónicas y burlescas resultaron ridículas y payasas, mientras que PAZ VILLAHOZ mantenía unos interesantes coros, junto con un eficiente despliegue de teclados. Desafortunadamente, las excelentes guitarras de FRANCISCO STUART se vieron perjudicadas por una notable falta de volumen en los parlantes. La batería de NICOLAS MIRELMAN, si bien sufrió algunos problemas técnicos, logró impresionar por su exhibición de poder sin dejar de lado la prolijidad; al igual que el bajo de PABLO VALLE. Sonaron, entre otras, “Ha muerto Greco”, “Dale gordi”, “Ester”, “Loco” y “Carne humana”.
Poder Burano
Siete monjes franciscanos emergieron de la oscuridad para golpear a todo el público en la cara con “Yfayoywana” y “Un día de estos”; para luego revelar su verdadera identidad. CARMINA BURANA basa mucho de su poder en los vientos, soplando riffs y ritmos hipnóticos; y en un canto “poseído”, con la contundencia de una sólida banda atrás.
Por momentos eran heavy metal, por otros, la banda de ska más poderosa, por momentos un grupo de beduinos en las calles de Arabia; y de a ratos, LOS AUTENTICOS DECADENTES enchufados a 220 en un viaje de ácido. Desafortunadamente esta contundencia se vio opacada por una notable falta de claridad vocal. Francamente, podían estar cantando la lista del supermercado y casi nadie se iba a dar cuenta. De todos modos, fue impresionante la energía transmitida.
Con temas como “Mísero palmípedo”, “Pellizca puercos”, “Vasallo” y “Transe hipnótico” lograron calentar los motores del público, que esperaba impacientemente la salida de SANCAMALEON. Aún faltaba una banda.
Mejor no hablar de ciertas cosas
Esto va más allá de gustos musicales. STIMULATION presentó una ecuación simple: Techno + Metal = bazofia incoherente. Punto.
El estilo musical de esta banda desconcertó a los presentes, quienes ciertamente esperaban menos maquinola y más rock, ska, candombe, o lo que sea menos “eso”. Si CARMINA BURANA dejó la adrenalina galopando y el calor en las entrañas, esta banda se encargó de mandar al público a la heladera. Letras de una frase repetida hasta el hartazgo, sobre bases sampleadas, una guitarra híper distorsionada y un bajo sonoramente ausente hicieron que los pocos presentes terminaran sentándose en el piso.
El camino de Sanca…
Finalmente, a las tres y media de la mañana se apagaron todas las luces, dejando brillar el logo de la banda en un naranja punzante, mientras que SANCAMALEON subía a las tablas, a diferencia de su cantante, quien parecía descender de alguna nave cósmica.
Envuelto en una boa de plumas y con un garrote bien de Dominatrix, FEDERICO CABRAL se paseó por el escenario al ritmo sensual de “Carne”, seguida por la coreadísima introducción de órgano, a cargo de PATRICIO PEREZ; y la poderosa explosión ska de “Un día de estos”.
Con cortes punzantes y juegos vocales que por momentos hicieron recordar a “Wanton Song” de LED ZEPPELIN, sonó “La patada”. Desde un principio se podía apreciar el innegable carisma del cantante, así como su claro y muy apasionado canto.
Para “Abrí tu boca”, el tecladista se calzó la criolla, dándole aires flamencos a la composición, acompañado por ROMAN MONTANARO, quien desplegó una fogosa percusión, dándole aún más vitalidad al poderoso estribillo.
Una teatralidad a lo Ziggy Stardust tercermundista retoma presencia, de la mano del frontman, personificada con una máscara de oso panda con guantes de goma amarillos, para luego encarnar a un anciano durante “Tuco”. “Baila” se paseó del heavy al carnavalito en cuestión de segundos, mientras que “Vos” y “El norte” construyeron microclimas condimentados con un cantante que no paraba de saltar y volar entre los retornos, con un aura naranja a sus espaldas.
Un momento de calma nace con la “Chica peruana”, ayudado por la simpleza de una guitarra acústica y un público que se emociona, para luego florecer con la calidez y emotividad que traería “El miedo”, y el agite enérgico de “El mismo gesto”. La bizarra cruza entre CELIA CRUZ y RAGE AGAINST THE MACHINE capitaneada por la guitarra de DIEGO FARES dio como resultado “El camino”, seguido por “Si te vas”, para la cual CABRAL se tiró talco en la cara, y luego se sumergió en el público, para regalar unas estrofas que desembocaron en un solo de onomatopeyas único.
“Sanca” llegó junto a un cálido agradecimiento hacia el fiel público y sus ayudantes, para continuar con “La venganza de la pachamama”. Tal vez un punto negativo de la banda es la similitud de varios de los temas, los cuales si bien no fallan en hacer saltar el cuerpo, cansan un poco al oído. “Arriba” emergió con una buena línea de bajo por parte de DIEGO FERNANDEZ, junto con una nueva zambullida de la voz al público, para dar un final altamente enérgico.
Concluido el tema, se despidieron, al igual que las luces. Algunos se fueron, y otros quedaron expectantes, rezando por algún bis. Por supuesto que la fiesta no había terminado. Los aires cariocas impregnaron las paredes de Cemento, transformándolo en un auténtico “Sambódromo”, con todo el público bailando y pogueando, sin querer dejar escapar a la banda, ni despedir la velada.
Las bandas soporte tuvieron que lidiar con un público poco entusiasta (algunas merecidamente), que se limitó a mover un poco las cabezas, a modo de segundero, esperando ansiosamente la salida de SANCAMALEON. Una vez en escena, ésta logró brindar un enérgico show en un Cemento no tan concurrido, sin dejar que esto interfiriese en la verdadera fiesta, tanto de la banda como del público.
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