RESEÑAS
No tanta intimidad (¿ni más camisas?)

Hace casi 5 años, esta redactora cubría un show “íntimo” de CADENA PERPETUA en el Salón Pueyrredón. Algo que hoy en día, con el nivel de convocatoria que ha ganado la banda, parece imposible de realizar. De todas formas, pérdida de intimidad no conlleva, en el caso de CADENA, frialdad o indiferencia. Y es que los años no vienen solos: además de resacas más fuertes y dolor de piernas por estar saltando en un recital, el paso del tiempo tiene su parte positiva si uno sabe aprovecharlo.
Queda claro que los 18 años de carrera le han sido más que provechosos a CADENA PERPETUA. La banda suena ajustadísima, sin haber perdido la energía punk que siempre la caracterizó y manteniendo sus letras críticas; ganó muchísimos adeptos y hasta consiguió el año pasado llegar a Obras, consolidándose como una de las bandas del género más importante en la escena local actual.
Aunque el precio de este “éxito” quizás haya sido perder –además de la intimidad- unos cuantos seguidores de la primera hora, quienes se molestaron cuando el grupo firmó contrato con la compañía discográfica Pop Art. Al respecto los músicos aseguraron tajantes: “CADENA sigue siendo CADENA” a pesar de haber dejado los sellos independientes. “Y así, así estamos hoy… privatizándonos, globalizándonos”, dice la letra de “Panorama”, justamente el último tema que sonó el viernes.
Reacción en Cadena
Un Teatro Roxy colmado dio la bienvenida el pasado viernes a HERNÁN “VALA” VALENTE (guitarra y voz), EDUARDO GRAZIADEI (bajo y coros) y DAMIÁN “CHINO” BISCOTTI (batería). La presentación de “En Vivo en Obras”, el nuevo material de CADENA PERPETUA editado en tres formatos –CD, DVD, CD+DVD-, fue la excusa de la banda para reencontrarse con su público, en lo que anunciaron sería el último show en Capital Federal hasta fin de año. Antes habían tocado MAL PASAR y MOTORAMA, que dejaron el escenario calentito para lo que vendría.
Tal como nos tiene acostumbrados este trío, pocas palabras y mucha energía punk rock durante toda la noche. Uno tras otro los temas se fueron sucediendo, pegados, casi sin respiro, entre pogos y manos levantadas. Y un detalle: los músicos se presentaron sin sus características camisas y corbatas, algo que parecen haber abandonado en los últimos recitales.
“Sabemos que un viernes es difícil venir a un show. Sentimos su cariño por estar ahí, gracias”, saludó el cantante tras el tercer tema, “Sobrevivir”. La comunicación entre arriba y abajo pasó casi exclusivamente por la música: las palabras parecieron ser las justas y necesarias.
La banda hizo un recorrido por toda su discografía (tiene cinco álbumes de estudio) y hubo para todos los gustos. Sonaron temas “que hace mucho no tocamos”, como “Mis pesadillas”, y hasta uno de su segundo demo, “¿Por qué me elegiste a mi?”. Con “Algo personal”, corte de difusión de su última placa “Demasiada Intimidad” (2006), y “Culpables” -también de ese disco- la voz del “VALA” casi no se escuchaba, tapada por las voces de abajo: los pibes estaban como locos.
También hubo espacio durante el show para agradecerles a ellos, los que hacen el aguante. EDU y HERNÁN se tomaron unos minutos para mostrar las banderas hechas por sus fans, sin decir demasiado, el gesto por sí solo. Además, agradecieron por los alimentos donados, que fueron recolectados por Semiyero.
“Por qué?”, “Cómo poder”, “El sueño del pibe” y “NN un jubilado” fueron de los más festejados. Casualidad o no, justo cuando sonaba “Violencia”, dos ‘patovicas’ se abrieron camino por un costado y sacaron a un pibe casi a la rastra. “Violencia para la inocencia y nada ya va a ser igual, la paz ya es solo una palabra igual que nuestra libertad”, se escuchaba mientras tanto desde el escenario.
Promediando la noche, y tras alrededor de 30 temas casi sin respiro, las energías seguían intactas arriba y abajo. El trío no paraba, dale que dale, con una fuerza y machaque constante, y los pibes abajo no se quedaban atrás (y ahí uno empieza a sentir los años…). Luego, en el momento en que uno espera, por repetición, que la banda haga la gran escenita de saludar e irse para –al minuto y medio- volver a tocar los bises (que muchas veces nadie pide) ahí CADENA sorprendió con un “No nos vamos a ir y volver, si ustedes están acá…”. Bravo.
Para el final dejaron más de diez temas, casi todos los más conocidos de la banda, y estalló el Roxy. “Te quiero mal”, “Si me ves”, “Fiel Soledad”, “Desde el infierno” y “¿Te acordarás de mí?” fueron algunos de ellos. Y ahí sí, la despedida, con aplausos fundidos de arriba-abajo, abajo-arriba. Saludos, púas revoleadas y la remera de VALA que vuela por el aire.
Así, durante dos horas de show, los tres de CADENA PERPETUA demostraron el peso de sus años de esfuerzo y pasión, que hoy en día los encuentra consolidadísimos. No necesitaron más que sus canciones –la escenografía y las luces fueron muy modestas- para (con)mover a un Teatro repleto.
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