RESEÑAS
No podrá negar que tienen su estilo

Existen bandas que pasan, sin más, por los oídos y la vista. Hay otras, en cambio, que se adhieren de tal manera que hasta los momentos más cotidianos (los que vive el fanático) parecen ser la perfecta metáfora de sus letras. Y, según como se lo mire, CIELO RAZZO puede ser cualquiera de estos dos estereotipos.
Dos fechas en The Roxy agotadas y otro par por venir (5 y 6 de mayo) podrían considerarse como un hecho que otras bandas vivieron mucho antes y en numerosas oportunidades. Pero en el propio contexto del grupo liderado por PABLO PINO, que cuatro años atrás teloneaba a SANCAMALEON en el Salón Pueyrredón, el vertiginoso crecimiento parece casi increíble cuando en 2006 realizaron su primer Obras.
El rock áspero y turbulento de su primera placa, “Buenas”; el destello oscuro y profundo de “Código de Barras”, y la posterior luminosidad de “Marea” podrán ser catalogadas por algunos como lugares comunes para el género rock, que lleva 60 años de experimentación. Pero la variedad musical que se extiende en el repertorio de CIELO RAZZO capta de manera certera las combinaciones justas de energía, melodía y potencia, como lo demostraron desde el primer tema de la noche, “Charlone”.
Las letras, bajo un análisis al pasar, podrían encasillarse bajo la categoría de “canciones de amor”. Pero cada una de ellas encierra una forma metafórica; como “Estrella” (un clásico), “Otoño blanco” o “Luminoso”; tocadas el sábado, donde toda relación humana o idea puede ser vertida en las formas más filosas y exactas.
El recital podría ser visto como uno más de montón. La fecha “entre discos” que deja sabor de poco. Pero la interpretación del clásico ricotero “Yo caníbal”, con FELIPE ALMIRÓN, invitado en voz; el festejo por el cumpleaños de FERNANDO “NANO” AIME y el bonus de “El vagón”, uno de los temas del próximo cd, fueron aditamentos más que preciados para sus fanáticos.
Incluso se podría caer en el lugar común de criticar la composición de su público, en su mayoría recientemente fanatizado, que llegó tras la difusión masiva. Pero si de modas se tratara, no existirían la pasión de las primeras filas, la energía en el medio de cada campo ni las voces de todos los espectadores de los últimos recitales de la banda.
La explosión de la furia contenida en cada nota de “Vueltas” fue el cierre de una noche, para algunos, como cualquier otra; y para otros, un perfecto sábado razzence, donde se rompe “toda frase y su esplendor”. Usted podrá elegir una mirada diacrónica o sincrónica, pero, parafraseando una de las canciones del grupo, no podrá negar que tienen su estilo.
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