RESEÑAS
NO LO SOPORTO en San Telmo

Surgió un inconveniente cuando el trío femenino de rock-pop NO LO SOPORTO comenzó a aparecer en –casi- todos los medios de comunicación que se dedican a esto. La crítica no ahorró elogios y los escribas de algunos diarios masivos desperdigaron pequeños mares de aplausos para estas tres jóvenes que no llegan a los 25 años. El inconveniente no eran más que rumores que asociaban al rápido ascenso de la banda con un acomodo surgido por los piropos que GUSTAVO CERATI y LUIS ALBERTO SPINETTA habían otorgado al grupo de chicas.
NO LO SOPORTO nació como banda en el año 2002 en el medio de recitales por bares y fondas desconocidos. En 2005, publicaron su primer disco con trece canciones que se meten de lleno entre un pop guitarrero y en donde se pueden leer varias propuestas, si se quiere, de pulso netamente hormonal, existencialista, cuestionador.
En el recital del pasado miércoles del grupo conformado por NAILA BORENZSTEIN –guitarra y voz- LARA PEDROZO –bajo- y LUCÍA BORENZSTEIN –batería-, canciones como “Si tenemos imaginación” declaran, dentro de una prosa sutil, que “la oscuridad es tan insegura como nuestra existencia”. Aquí la canción roza lo elegíaco. Las composiciones poéticas de la banda surgieron cuando apenas sus integrantes cumplían los 15 o 16 años, como es el ejemplo de “Insignificante” y “No sé”. Este último fue el que desató la mayor ovación en la noche del miércoles. “No sé si romper las vidrieras o comprarme mil vestidos”, mismos versos que fueron acompañados de riffs envolventes.
Influenciadas por PJ HARVEY, por nombrar una influencia, las NO LO SOPORTO conforman un trío que en vivo suena ajustado. Aunque el recital sólo alcanzó a durar 50 minutos, y sólo se escucharon trece canciones, queda la imagen de una banda glamorosa, de que el trío cuenta con una de las mejores bajistas del país, y que carga –la banda- con la mochila de la inocencia en un medio terriblemente caníbal.
“Fish”, “Boy” y “El enojo”, fueron algunas de las canciones que interpretó el grupo. Hubo tanto silencio en la sala que se logró escuchar cuando el encargado de las luces bajó el interruptor y dejó en la oscuridad total a La Trastienda a eso de las 21:40, mientras sobre la pantalla se iban proyectando imágenes que mezclaban corazones, guitarras, colores.
Cuando aparecieron estas tres jóvenes vestidas de blanco, el clima familiar estalló en aplausos y chiflidos de aprobación. Tal como lo hicieron al final luego de escuchar los bises: “Cáscaras de hombre”, “Truth”, “There where” y cuando dieron, apenas, las diez y media de la noche.
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